Unas 200 hectáreas han sido afectadas por la deforestación y la quema en páramo de Bobare

La deforestación del páramo de Santa Lucía de Bobare, que inició al pie de la montaña, se ha ido extendiendo hacia la cima y abarca alrededor de 200 hectáreas. Esa es la denuncia del movimiento ecologista Cotoperí y el miedo de los habitantes por la pérdida de fauna silvestre, la diversidad de árboles y el daño a tres nacientes de agua, así como la posibilidad de que se propicien altas temperaturas en este sector de la parroquia Aguedo Felipe Alvarado, al oeste del municipio Iribarren del estado Lara.

Los vecinos han reportado el problema de la deforestación desde 2007. La causa es la ocupación de terrenos para la producción de piña, una práctica que se ha intensificado desde 2020 y amenaza con extender la devastación a zonas más inclinadas. El ambientalista Francisco Cañizales, miembro del Movimiento Cotoperí, reitera el llamado a las autoridades para que detengan el daño al ecosistema. Cañizales conoce este caso de cerca, ya que los terrenos colindan con el Parque Nacional Cerro Saroche, y ha presentado denuncias ante la guardería ambiental, la Fiscalía 21 y el Instituto Nacional de Parques (Inparques). La última de estas denuncias se realizó a finales de febrero de 2025.

Alertan impacto de la deforestación

Lamentan el impacto de la deforestación como el daño contra árboles, como el guamo, el bucare, el cedro, el apamate, el pardillo y la guayabita, entre otros. También la migración de animales, como venados matacán, perezosos, lapas, guacharacas y monos araguatos que corren desesperados en busca de agua. Temen la pérdida de tres nacientes de agua cristalina en esta montaña que deja de ser fresca y que avancen las altas temperaturas..

«Entendemos lo importante de la producción de piñas, pero se puede avanzar en economía sin destruir la naturaleza», dijo Cañizales, reiterando que los habitantes deben seguir insistiendo para lograr una inspección que determine los daños y se apliquen las sanciones correspondientes, porque continúa la depredación.

Agrega que el daño ocasionado a esta parte de la sierra de Bobare incrementa el riesgo de desertificación del suelo, el cual resulta erosionado sin nutrientes y vulnerable, impidiendo que albergue la biodiversidad existente.

Un habitante de la zona, que prefiere mantenerse en el anonimato, expresa la preocupación colectiva: «Aunque la Fiscalía del Ministerio Público logró detener la actividad en una ocasión, en los últimos años ha sido indetenible». La escasez de lluvia en la zona y la pendiente del terreno (montaña) aumentan el temor a la aparición de grandes grietas.

Llaman a la conciencia de la población y a las autoridades ambientales para que se respete esta reserva natural y se atiendan las denuncias. Comprenden la importancia de la agricultura en la zona, pero sin sacrificar la naturaleza. Insisten en la paralización del proyecto.

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