El amanecer en el Parque Nacional Yacambú, ubicado en el municipio Andrés Eloy Blanco, se ha vuelto más silencioso. La tala indiscriminada y la quema están despojando de su hogar a aves como el conoto, el querrequerre y la guacharaca, así como lagartijas, además del oso frontino, la pereza y la comadreja. Las aves que antes llenaban el aire con sus melodías ahora buscan refugio en otros lugares.
Este parque, uno de los pulmones vegetales más importantes del estado Lara, está sufriendo el embate de la deforestación. Aunque las razones son diversas, desde la tala ilegal hasta el uso agrícola no planificado, el resultado es el mismo: un ecosistema fragmentado y en peligro de colapso.
Habitantes de la parroquia Yacambú han visto con preocupación lo que está ocurriendo en las montañas desde el año pasado, y entre el miércoles y el jueves de la semana pasada denunciaron la quema de una parte de sus casi 27.000 hectáreas.

“Esto duele, porque los pobres animales han tenido que salir de su hábitat y han sido capturados por los habitantes, como el año pasado, cuando vimos osos frontinos”, dijo Yhonatan Torrealba, habitante de la zona.
Francisco Cañizales, miembro del Movimiento Ambientalista Cotoperí, sostuvo que lo que está ocurriendo en el parque no sólo afecta a aves y reptiles, sino también a diminutos insectos que mantienen el equilibrio del suelo. Explicó que la pérdida de estos seres vivos va más allá de lo visible, pues también se desvanece la microflora y los microorganismos esenciales para la salud del ecosistema.
Cañizales indicó que los insectos fundamentales para la polinización y la cadena alimenticia enfrentan la amenaza de desaparición. Sin su presencia, muchas especies de plantas están condenadas a extinguirse. La disminución de estos pequeños seres también afecta a las aves insectívoras y a los reptiles que dependen de ellos para sobrevivir.
Cañizales denunció que en el parque se han perdido alrededor de 6000 hectáreas de vegetación, de un total de 26.916, a manos de ocupantes ilegales que han ampliado sus fronteras agrícolas para, supuestamente, sembrar café.
“Los habitantes han denunciado que estas personas han construido viviendas y han sembrado café en las montañas del Parque Yacambú donde se encuentra una cuenca hidrográfica que suministra agua a los municipios Andrés Eloy Blanco e Iribarren de Lara, y también al estado Portuguesa.
“La invasión ocurrió hace siete años, pero desde hace dos años todo se ha intensificado y nadie hace nada por este gran impacto ambiental. Esa gente ha hecho hasta carreteras improvisadas para subir en motos”, comentó una habitante de la zona, que por temor a represalias no quiso identificarse.
Lo ocurrido hace una semana con el incendio en una de las montañas, que colinda con el caserío Cerro Blanco, tiene preocupados a los residentes de la zona y aunque han informado a los bomberos sobre lo ocurrido, aseguraron que la respuesta no fue de inmediato.
Tala y quema los deja de manos atadas
Los esfuerzos por detener la deforestación son insuficientes. A pesar de las normativas que protegen al parque, dijeron que no han tenido una respuesta eficaz.
Cañizales informó que integrantes de los movimientos ambientalistas han pedido al Gobierno nacional, Inparques y Fiscalía Ambiental que frenen la tala y quema no sólo en el Parque Yacambú, sino en los bosques semiáridos del estado Lara.

En el caso de Andrés Eloy Blanco, Cañizales agregó que la deforestación altera el ciclo hidrológico, provocando inundaciones y desbordamientos, afectando a las comunidades
aguas abajo y comprometiendo el suministro de agua para municipios como Andrés Eloy
Blanco e Iribarren.
“La pérdida de vegetación, también genera deslaves, exacerbando el impacto en la calidad del suelo y la salud de los ríos”, comentó Cañizales.
El año pasado, la ONG “Observatorio de Ecología de Venezuela”, resaltó que aún y cuando la legislación venezolana prohíbe la explotación de tierras en áreas protegidas, los depredadores ambientales se abalanzan sobre el Parque Nacional con “sus fauces abiertas
cual jauría hambrienta y se reproducen a un ritmo alarmante, generando así una notable
disminución de la hidrografía del complejo conjunto de cuencas que existen en el territorio, provocando escasez de agua en el municipio Andrés Eloy Blanco y posteriormente en el estado Portuguesa”.
El río Yacambú es el que más se ha visto afectado por el daño ambiental que se está cometiendo y que también afecta las nacientes de otros ríos de la zona.
Residentes de la parroquia Yacambú esperan que la Guardia Ambiental despliegue a sus
funcionarios para evitar más daños en el Parque Nacional Yacambú y en la vida de los animales.
El nombre del Parque Nacional Yacambú es un homenaje a un antiguo territorio indígena del pueblo Jirajaras.