José Antonio Abreu y el Sistema de Orquestas y Coros Infantiles de Venezuela
El pasado 24 de marzo, se cumplieron siete años de la desaparición física del maestro José Antonio Abreu Anselmi, fundador del Sistema Nacional de Orquestas Sinfónicas Juveniles, Infantiles y Pre-Infantiles de Venezuela y la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela. Pero ¿quién fue este venezolano excepcional de tan extraordinaria visión artístico-culturtal?. Pues bien, José Antonio Abreu Anselmi fue hijo de Melpómene Abreu Méndez y Ailie Anselmi Garbatti, nacido el 7 de Mayo de 1939 en Valera estado Trujillo, quien heredó lo musical de sus padres, quienes estimularon en él la pasión melódica. Don Melpómene tocaba muy bien la guitarra como también el requinto, que era un cuatro con cuerdas metálicas y su mamá cantaba muy bien igualmente, siendo su mayor deleite tocar el piano. Indudablemente, el vivir siempre en un ambiente musical contribuyó sin discusión alguna al cultivo del germen del talento artístico en su persona. Podríamos decir sin temor a equivocarnos, que esa fue su gran fortuna.
Instalado el clan familiar en la ciudad de Barquisimeto, fue entonces la aún Plaza León Colina, hoy Plaza Juan Pablo Wohnsiedler, el pórtico de entrada a su casa, en la actual carrera 16 con la calle 29, cuya entrada principal estaba en el flaco sur de este espacio de ornato urbano y de solaz. A dos cuadras del ínterin hogareño, estaba el Colegio La Salle, donde se formará desde la primaria hasta el cuarto año de secundaria, ya que una disposición legislativa prohibía a los colegios privados por esos años graduar bachilleres, terminando en el Liceo Lisandro Alvarado.
De este periodo, hay que hacer notar la elevada educación impartida en las aulas del Colegio La Salle, donde también el arte se cultivaba de la mejor manera, siendo el fundador de los estudios de música y pintura lasallista el recordado Revendo Hermano Luis Eduardo, quien luego de instruir en ejecución musical a un grupo de niños, les enseñó teoría y solfeo, con lo cual logró fundar la Banda del Colegio La Salle en 1920. En esta institución lo artístico tuvo especial relieve y los actos culturales eran animados por los jóvenes que se adiestraban en música dentro del propio Colegio. No obstante, de la misma forma y dada la ascendencia musical dentro del ambiente familiar, estudiará igualmente piano en la Academia Santa Cecilia, fundada por la eminente preceptora larense Doralisa Giménez de Medina en 1931, oriunda de Duaca y quien había aquilatado su talento musical con la Hermana Marta de la Orden de San José de Tarbes, en el Colegio Inmaculada Concepción de Barquisimeto.
Fue entonces el alto inmueble de estampa tradicional del ángulo sureste de la carrera 16 con la calle 35, de la Academia Santa Cecilia, el reducto donde a los nueve años iría amalgamando la pasión, el talento y el piano de manos de Doralisa Giménez de Medina, viuda de un químico y farmaceuta de nombre Arturo Medina. Allí se nutrirá del palpitar artístico y del mundo fascinante de la música, cuyo mágico hechizo encontró asidero desde donde catapultarse a otros planos en el corazón de sus padres, quienes en todo momento estimularon esa innata condición especial con que nacen algunos favorecidos con este igualable talento.
Aún recuerdo su discurso, cuando le fue conferido el Doctorado Honoris Causa por parte de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, mediante el acuerdo concretado en la Sesión No. 1649, Ordinaria del Consejo Universitario celebrada el día cinco de octubre del año 2005, en virtud su prolífica y excepcional carrera dedicada a la música universal, en su carácter de compositor, organista y director de orquestas de diversa índole, que le valió destacado renombre nacional e internacional, que edificó y desarrolló a nivel nacional y del mundo entero, al promover la creación de Orquestas Sinfónicas, Filarmónicas, Corales, Cátedras de Canto Lírico y de Conservatorios Musicales, siendo su mayor conquista la creación del SISTEMA NACIONAL DE ORQUESTAS y COROS JUVENILES DE VENEZUELA, con un enfoque eminentemente constructivista y visionario, que lo llevó fuera de nuestras fronteras patrias con la creación del Conservatorio Itinerante Andino y la Orquesta de las Juventudes Musicales de América, entre otras.
Y digo, que aún recuerdo el discurso que pronunció en aquella oportunidad, donde era homenajeado por esta casa de estudios superiores en reconocimiento al gran esfuerzo y dedicación por difundir la enseñanza musical, muy en particular, a la juventud, de Venezuela y del mundo, pues en aquella elevada atmosfera académica inolvidable, sus palabras en el auditorio Ambrosio Oropeza tuvieron una acotación muy especial y de muy buen fundamentado tono pedagógico al referirse a su maestra de piano Doralisa Giménez de Medina y como deberían haber muchas Doralisas, que es en esencia lo que trata de hacer el sistema. Esa mención, dejó develar la naturaleza humana de alguien que supo reconocer a quienes desde su vértice nos empinan hacia la gloria.
Si bien es cierto que al jovencito dadas sus evidentes inclinaciones le regalaron un cuatro, en la casa de los Abreu Anselmi había un piano, el de su madre, el único que había en aquel sector barquisimetano donde vivían y que fue el epicentro de su interés artístico. Con Doralisa Giménez de Medina comenzó como hemos dicho con el piano, pero asimismo con una formación musical muy acelerada, ya que Doralisa era intuitiva, gran pianista, discípula de extraordinarias maestras francesas, quien concebía la música dentro de un ambiente lúdico donde el instrumento formaba parte de un mundo integrado al canto coral y a otras disciplinas artísticas.
Luego José Antonio Abreu Anselmi, continuó su preparación musical en la Escuela de Música del Estado Lara, en la actualidad Conservatorio Vicente Emilio Sojo, que entonces dirigía el profesor Napoleón Sánchez Duque, quien había sido flautista en la Orquesta Mavare y también primera flauta de la Orquesta Sinfónica Venezuela. Por esa época llegó a Barquisimeto un grupo de músicos extranjeros muy importantes, entre ellos el violinista Olaf Ilzins, con quien comenzó a estudiar violín. En esos días José Antonio tenía doce años de edad y ya formaba parte de la orquesta de esa escuela de música. Al mismo tiempo, el joven Abreu Anselmi comenzó a cultivar la música de los compositores venezolanos, de la mano del maestro Antonio Carrillo, el autor del emblemático vals “Como Llora una Estrella”, quien además de dar clases en la Escuela de Música, era director de la Banda del Estado Lara. También tuvo la oportunidad de tocar violín con la Orquesta Filarmónica Lara, que en ese momento tuvo gran resonancia, creada y dirigida por el maestro español Plácido Casas, un reconocido constructor que de igual forma era músico. Indudablemente que en su juventud José Antonio Abreu Anselmi estuvo inmerso en un ambiente musical que lo impregnó favorablemente por los cuatro costados.
Posteriormente, siguiendo el consejo de su padre, que le decía que se prepara primero profesionalmente, para que luego, una vez que construyera su propia base de subsistencia, pudiese aspirar a los estudios de música y así se graduó Sumacunlaude como planificador y economista en la Universidad Católica Andrés Bello. De acuerdo a Cristina Raffalli (2018), José Antonio seguidamente trabajó, ayudó a su familia, y durante un buen tiempo se desempeñó como docente universitario, como gerente y en funciones administrativas. Hasta cuando con el transcurrir del tiempo con una base propia de subsistencia, decidió cumplir su misión de educador musical, con la base de todos los estudios musicales que, paralelamente a sus estudios universitarios, había logrado completar en el Conservatorio de Santa Capilla, con el Maestro Vicente Emilio Sojo a la cabeza.
Según la UNESCO (2018), en un artículo en línea titulado “José Antonio Abreu: la batuta de los jóvenes desfavorecidos” señala que, convencido de que la música es un camino de rescate y de oportunidades, José Antonio Abreu resumió así la metodología de trabajo del Sistema: “…La pobreza material es superada por la riqueza espiritual que aporta la música. Una vez que el niño supera la pobreza material sustituida por la riqueza espiritual, al tomar un instrumento y haber iniciado sus clases de música, se encuentra completamente preparado para salir adelante y superar cualquier tipo de obstáculos, bien sean económicos o de índole social…”.
Bajo estas premisas en 1975, asumió la tarea y el reto más fulgurante de su vida: poner en marcha un proyecto complejo, ingenioso, como lo era una red musical y social de rango nacionalista y de proyección mundial, conocido hoy día como El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. De esta forma, acompañado por once músicos, formó orquestas y coros en todo el país, apostando por la enseñanza musical para transformar la vida de miles de niños y jóvenes, en un modelo pedagógico y social hoy replicado en numerosos países.
Tan formidable proyecto, se estructuró bajo los parámetros de la formación curricular que había imperado desde finales de los años 50, en cuanto a una instrucción académica eurocentrista, que dejó de lado la amplia y rica producción musical venezolana, desde aquella de la colonia donde resaltan figuras como Lino Gallardo y José Ángel Lamas, cuyo valioso archivo fue organizado, catalogado y restaurado por Juan Bautista Plaza a instancia del Ministerio de Educación gracias a las gestiones del maestro Vicente Emilio Sojo, este último quien se preocupó y ocupó de formar toda una generación de elevada factura musical que produjo una extensa obra académica inspirada en motivos venezolanos, como la realizada por Evencio Castellanos, María Luisa Escobar, Blanca Estrella, Antonio Esteves, Rhazés Hernández López, Modesta Bor, Andrés Sandoval, José Clemente Laya, Carlos Enrique Figueredo, Gonzalo Castellanos, Inocente Carreño, Ángel Sause, Juan Vicente Lecuna, Juan Bautista Plaza y el propio Vicente Emilio Sojo por sólo citar algunos de los más representativos que escribieron para orquesta, porque también son muchas las composiciones académicas para cuartetos, quintetos, violín y piano, flauta y piano y otros géneros.
Esta circunstancia, en que la música venezolana académica estaba relegada, por no decir nada de la música popular venezolana que por su condición de “profana” era proscrita, permaneció hasta el año 2007, cuando el Ejecutivo Nacional, condicionó la continuidad del flujo de recursos económicos gubernamentales para el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, sino se interpretaba música venezolana, surgiendo así el formidable Programa Alma Llanera, creado igualmente por ese gran coloso que en este campo fue el maestro José Antonio Abreu Anselmi, con el objetivo de enaltecer los valores culturales autóctonos de nuestro país; y dar a conocer a las nuevas generaciones las costumbres propias de todas las regiones, por medio de la ejecución de instrumentos típicos por una parte y por la otra el interpretar el vasto campo de la producción musical folclórica y popular de Venezuela.
Este último logro alcanzado por el maestro José Antonio Abreu Anselmi, significó la catalogación, restauración e instrumentación de la música tradicional venezolana, que permitiese facilitar la lectura y ejecución de los distintos géneros de la cultura popular, como uno de los nuevos retos que exigía el Programa Alma Llanera, como proyecto de formación pedagógica-musical que continua su camino.
Finalmente, la lámpara vital de la existencia de este venezolano excepcional se extinguió el 24 de marzo de 2018 y en consecuencia el 7 de abril se le rindió un colosal homenaje durante sus exequias, donde participan más de 10 000 músicos de los distintos núcleos diseminados a nivel nacional como fiel expresión de un pueblo que sabe reconocer a quienes han obrado para el engrandecimiento de la patria y su gente, de la juventud, que es el mejor surco donde el hombre deposita la simiente.
El maestro José Antonio Abreu Anselmi deja como legado la Fundación Musical Simón Bolívar, adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Secretaría de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, desde donde se articulan los engranajes de esa compleja red que es el Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela que este año arribó a 50 años de rutilante trayectoria.
Barquisimeto, domingo 30 de marzo de 2025
Fuentes Consultadas:
Fundación Musical Simón Bolívar (s/f) Biografía – José Abreu Anselmi. Fundador del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela. [Información en Línea] Disponible en: https://elsistema.org.ve/maestro-abreu/biografia-jose-abreu-anselmi/#:~:text=M%C3%BAsico%2C%20compositor%2C%20director%20de,ciudad%20de%20Barquisimeto%2C%20estado%20Lara.
Fundación Musical Simón Bolívar (2019) Programa Alma Llanera registrará en partituras la música venezolana. [Información en Línea] Disponible en: https://elsistema.org.ve/noticias/programa-alma-llanera-registrara-en-partituras-la-musica-venezolana/
Fundación Vicente Emilio Sojo (1996) Sonido que es Imagen… Imagen que es Historia. Iconografía de Compositores Venezolanos y los Instrumentos Musicales. Editorial Arte. Caracas. Venezuela.
Fundación Wikimedia (2025) José Antonio Abreu [Información en Línea] Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Antonio_Abreu
Raffalli, C (2018) José Antonio Abreu, el demiurgo [Artículo en Línea] Disponible en: https://prodavinci.com/jose-antonio-abreu-el-demiurgo/
UNESCO (2018) José Antonio Abreu: la batuta de los jóvenes desfavorecidos [Documento en Línea] Disponible en: https://www.unesco.org/es/articles/jose-antonio-abreu-la-batuta-de-los-jovenes-desfavorecidos
Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (2007) RESOLUCION No 049-2007 DOCTORADO HONORIS CAUSA AL MAESTRO JOSE ANTONIO ABREU. [Información en Línea] Disponible en: http://www.ucla.edu.ve/Secretaria/Resoluciones/Resoluciones%202007/Resoluci%C3%B3n%20N%C2%B0%20049-2007.pdf
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