Reseña de la Añoranza/ Iván Brito López

               La Gran Orquesta

Para referirnos a la Gran Orquesta, vamos a valernos de las palabras siempre gratas de Manuel Felipe López (1969) de nuestra más estimada y afectuosa recordación que evocamos con admiración al hombre de las letras que supo a través de la palabra, desgranar con fácil acento lo mejor de su bagaje humano: “…La música es el acento de Dios, los pueblos más felices son los que han encontrado en la alegría de su música el asidero de su espiritualidad. La Viena de Strauss bailó en las calles y en las plazas al son del Danubio Azul y fueron esas épocas las más felices; España, con su folklore y su música popular se le mete a uno por entre la sangre y entusiasma a propios y extraños, y para que hablar de otros pueblos con ejemplos simples si aquí no más en Venezuela los pájaros y la gente y los árboles y el viento sigue apasionando el ritmo de nuestros aires sutiles a veces, arrogantes otros, decidores los más pero de su armónico corazón apretujada la alegría. Y una de las características más amables de la música es que no tiene fronteras, los turistas que nos vistan quedan alelados ante la fascinante armonía de un vals larense, o se entusiasman y gozan con un golpe tocuyano y cuando son los aires de Alma Llanera la cosa cambia para sentir uno ante el entusiasmo de los extraños como que le sube por todo el ámbito físico un calofrío que luego se va convirtiendo en ardorosa pasión volcánica traducida en una explosiva alegría.

Estas expresiones de Manuel Felipe López nos traen de nuevo su vibrante voz de liricas modulaciones cada vez que pronunciaba uno de sus discursos, cada vez que tecleaba en la máquina de escribir un texto que en su estilo personal e inconfundible, nos hacía sentir el aleteo de las musas atizando alegremente nuestras emociones, por eso nos ha perecido el preámbulo perfecto para darle continuidad a la entrega de la semana pasada en que nos referimos a El Capitolio, la célebre Casa de Gobierno levada durante la administración del General Rafael María Velazco Bustamante, en su calidad Presidente del Estado Lara, quien rigió los destinos de nuestra entidad federal desde 1920 hasta 1925.

En tal sentido publicamos la semana pasada una composición gráfica dominada por enorme fotografía de la Gran Orquesta, preparada especialmente para el magno acontecimiento de la inauguración de El Capitolio. Dicho testimonio gráfico fue logrado gracias a un ejemplar en muy buenas condiciones, que estaba en manos del Dr. Alirio Villegas Villegas, quien lo donó a la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado por intermedio de la Jefatura de la Patrimonio de la UCLA.

La fotografía en cuestión, fue captada por el obturador del lente de Ernesto Balestrini, cuya dirección comercial para 1923 era: Calle del Comercio, número 12 Oeste. Para esa época los fotógrafos que aparecen en la publicación: “Barquisimeto. Organización Política. Comercio. Industrias. Agricultura y Cría. Directorio en General”, editado por Manuel Liscano R. en la Tipografía América de Barquisimeto, son los siguientes:

  • Basterini Ernesto, calle del Comercio, número 12, Oeste.
  • Barrera Antonio, Calle del Comercio, número 33, Oeste.
  • Cordero Amábile, Calle del Comercio, número 39, Este.
  • Santos Felipe de los, Calle del Comercio, número 83, Oeste.

Como lo acotamos en la edición anterior de Reseña de la Añoranza, el General Rafael María Velazco Bustamante reunió lo mejor que existía en Barquisimeto para materializar la entonces suntuosa obra de El Capitolio, comenzando por solicitar los servicios profesionales del Reverendo Hermano Juan del Colegio La Salle, para que este hiciese el proyecto de la nueva edificación a erigirse. En consecuencia los alarifes más afamados como maestros de obra se encargaron de seguir al pie de la letra los lineamientos trazados por el Hermano Juan, ellos fueron el reputado José de la Paz Morales y Hermógenes Palavecini. Don Agustín Alvarado por su afamada Fábrica de Piedras Artificiales, fue el seleccionado desde su establecimiento ubicado en la Calle Lara, número 24, Norte, para que sus mosaicos de vistosos diseños y comprobada calidad, pavimentaran la totalidad de los espacios internos de la imponente nueva Casa de Gobierno.

El frontis de la entrada principal, sobre la entrada lucia el Escudo de Estado Lara, elaborado en bronce por don Virgilio Soteldo, orfebre de profesión, experto relojero y en mecanismo de precisión, ebanista y artista de múltiples facetas, como lo demostró al contarse en esta fotografía entre los músicos con su violonchelo, el mismo que le obsequiara en gesto de amistad y admiración el General Aquilino Juares.

Nosotros que conocimos personalmente a los hijos de este último, el Dr. Omar Soteldo Daza en cuya oficina instalada en la segunda planta del negocio de su padre don Virgilio Soteldo, en la mediación de la acera oeste de la hoy calle 28 entre la Avenida 20 y la carrera 21 se fundó en 1943 el Centro de Ingenieros del Estado Lara y a Virgilio Soteldo Daza, orfebre como su padre y magnifico pianista, quien aparece jovencito en la fotografía que hoy nos ocupa, ambos nos comentaban sobre ese escudo en bronce elaborado por contratación que le hiciera personalmente el General Rafael María Velazco Bustamante, por recomendación que le hiciera el Reverendo Hermano Juan.

-Volviendo al foco central de la regía inauguración de El Capitolio, como lo fue la conformación y actuación de La Gran Orquesta, que para este pueblo fue acento de alegría como expresión feliz de la música como asidero de su espiritualidad. Pues para animar la apoteosis a que aspiraba el General Rafael María Velazco Bustamante, pensó en una Gran Orquesta y al efecto hizo llamar a su despacho a don Napoleón Lucena, quien desde 1915 llevaba las riendas de la Orquesta Mavare fundada en 1897. Napoleón era un músico clarinetista de una bella riqueza tonal en sus actuaciones como ejecutante y autor de sentidas melodías propias del romanticismo ingenuo de la época, quien había nacido en El Tocuyo en 1890 y estaba radicado en Barquisimeto desde 1906, aquilatando sus conocimientos artísticos junto al maestro José Eligio Torrealba.

Pues bien, Raúl Azparren (1978) en su libro “Barquisimetaneidad, Personajes y Lugares” refiere que el General Velazco le dijo a Napoleón que para el baile inaugural de la nueva Casa de Gobierno, quería una gran orquesta. Recordemos que la Mavare, para ese entonces no pasaba de catorce músico y en ocasiones especiales, Napoleón lograba aumentarla con diez músicos más, para un total de veinticuatro ejecutantes, lo que al mandatario le seguía pareciendo insuficiente, por lo cual le insiste que busque los músicos de la Banda del Estado y otras agrupaciones para lograr un número de instrumentistas representativo, manifestándole Lucena al Presidente del Estado que en algunas ocasiones de esa manera había procedido, cuando no pasaban de diez ejecutantes amigos pertenecientes a otros conjuntos, pero que al tratarse de un número considerable de artistas, la rivalidad imperante no permitía pedirlos a los respectivos directores.

Ante tales circunstancias, el General Rafael María Velazco Bustamante, le telegrafió a Valencia al don Rafael Agapito Romero Osío, el padre de Aldemaro Romero, para encargarle la organización de los músicos para la conformación de lo que se llamaría la Gran Orquesta. Don Rafael Romero por su prestigio y seriedad como músicos fue escogido por el General Rafael María Velazco como un ente neutral que zanjaría la rivalidad entre los músicos locales, como en efecto lo hizo, organizando no sólo a los músicos en Barquisimeto, sino que hizo venir de otros rincones del estado Lara, como Quibor, El Tocuyo y Duaca, además de haberse traído desde Valencia junto a él, dos excelente arpista de apellido Alas, quienes aparecen en cada uno de los dos entremos del grupo fotografiado por Ernesto Balestrini en el patio central de El Capitolio.

De acuerdo a lo que se destila de los comentarios vertidos en sus publicaciones tanto Raúl Azparren (1978) como Fulgencio Orellana (1977), un mes antes de la fecha prevista para la inauguración llegó don Rafael Agapito Romero Osío, para emprender la titánica tarea que le había encomendado el General Rafael María Velazco Bustamante. Los citados autores coinciden en que los ensayos fueron en el Teatro Juáres, no sólo de las piezas musicales a interpretarse en la esperada velada, sino igualmente los ensayos de las cuadrilla y lanceros del grupo seleccionado para iniciar el regio baile de gala que se tenía previsto para el magno evento. Tanto uno y otro autor, como testigos de excepción, es decir, que estuvieron en el propio sitio de los acontecimientos, señalan la enorme afluencia del público que se agolpaba en el lobby del Teatro para presenciar los ensayos, y embriagarse los sentidos con las notas de las melodías que integraría el programa de tan faustuosa ocasión.

Finalmente llegó el memorable martes 19 de diciembre de 1922, todos elegantemente trajeados de etiqueta, anfitriones e invitados se dispusieron en sus lugares asignados en las mesas diseminadas en los amplios corredores vestidas de fina mantelería rodeadas de las clásicas sillas de Viena, mientras los pulimentados mosaicos de la fábrica de Agustín Alvarado resaltantes por la belleza de sus diseños mudéjares, sentían el rítmico vaivén de las parejas en el baile de cuadrillas y lanceros organizados para abrir el baile inaugural. Los más finos licores fueron descorchados esa noche de ensueño y delicadas preparaciones gastronómicas dieron el sello distintivo de la apoteosis anhelada por el General Rafael María Velazco Bustamante.

Como era costumbre y por la necesidad de airear los espacios, se abrían las ventanas, de tal manera que circulara el aire desde el corredor del patio central y los salones a que se entraba por las treinta y dos puertas que estaban en los corredores, lo que le permitió a los barquisimetanos disfrutar de aquella velada desde las veinte ventanas de sus dos fachadas, es decir la principal de la Calle Libertador, hoy carrera 19 y las de la trasversal, la Calle Catedral, en nuestros días la calle 23. A eso se le llamaba popularmente ir a una fiesta “…de barrera…” que era cuando se les permitía a algunos disfrutar de alguna fiesta desde la ventana y en algunos casos de cierto acercamiento a los anfitriones, se les permitía estar en el zaguán.

Nuestro abuelo Rafael Miguel López, recordaba que él estuvo “de barrera” desde una de las veinte ventanas de él Capitolio con apenas 15 años y que igualmente había ido hasta el Teatro Juares a presenciar los ensayos junto a su compañerito del Colegio La Salle Virgilio Soteldo Daza, quien actuó entre los violinistas.

Ernesto Balestrini autor de la fotografía de la Gran Orquesta que motiva la presente entrega de Reseña de la Añoranza, como segunda parte de la publicación de la semana pasada, indiscutiblemente nos dejó un estupendo testimonio fotográfico del cual hemos logrado identificar a casi todos los músicos presentes. En la primera fila sentados de izquierda a derecha: 1) Julio Alas llegado de Valencia junto a Rafael Romero. 2) Rafael Franco Jefe de la Casa Boulton en Barquisimeto y famosos por sus cuentos y chistes. 3) Pablo Arnoldo Rivero. 4) José Ángel Rodríguez López excelente músico, compositor y reconocido pedagogo musical de El Tocuyo. 5) Teodoro Liscano de Quibor. 6) Miguel Vizcaya de Quibor. 7) Hermelindo Oberto de Duaca, padre de Egilda Oberto pianista, a la postre primera mujer en integrar la Mavare. 8) Napoleón Lucena director de la Mavare. 9) de pie en medio Rafael Agapito Romero Osío, padre de Aldemaro Romero y quien fuera director de la Banda del Estado Yaracuy. 10) Jesús María Peñuela. 11) Manuel Salvador González. 12) Rafael Salas. 13) don Virgilio Soteldo, autor del Escudo en bronce del Estado Lara que lucía el frontis de la edificación. 14) Pompeyo Rivero, padre de Elías y Pedro Rivero, llegó a ser Director de la Banda del Estado Lara. 15) Uno no identificado. 16) Virgilio Soteldo Daza, a la postre consumado pianista que se contó entre los primeros jazzistas en Venezuela. 17) Virgilio Teodoro Valera buen músico y compositor, como también preceptor musical, padre de Fanny Graciela Valera Barradas, quien ingresó a la Mavare entre los cuatristas en 1967. 18) Uno no identificado.19) Lucio Delado, y 20) el otro de los hermanos Alas que no logramos identificar venido de Valencia junto a Rafael Romero. En el mismo orden de pie en la segunda fila: 21) Rafael López. 22) Antonio Carrillo el autor de “Como Llora una Estrella”. 23) Marco Tulio Alvarado. 24) Ángel María Abarca, prolijo compositor, el popular “Sansón”. 25) Gumercindo Sequera. 26) Pedro Rivero, uno de los trompetistas más espectaculares que tuvo Barquisimeto. 27) Ramón Díaz, padre del pintor y músico Ramón Díaz Lugo. 28) Juan Bautista “Juanchito” Lucena, un prodigio que debutó con la Mavare a los 14 años. y 29) Eusebio López, para un total de veintinueve participantes quienes bajo la batuta de don Rafael Agapito Romero Osío, le dieron descollante realce a la magnífica velada efectuada el memorable martes 19 de diciembre de 1922.

Recientemente, en febrero de 2025 un ejemplar de este magnífico testimonio fotográfico, como hemos dicho, le fue obsequiado a la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, por intermedio de su Jefatura de Patrimonio, gracias a la feliz iniciativa del Dr. Alirio Villegas Villegas, quien la atesoraba y decidió que fuese la UCLA la que debía tener en su poder este invaluable documento histórico, por ser esta casa de estudios superiores la causahabiente desde 2002 de la Orquesta Mavare, la orquesta típica más antigua aún vigente en Venezuela. Por tal motivo en sencillo pero significativo acto, el Rector Dr. Edgar Alvarado y el Secretario General Dr. Edgar Rodríguez León junto a otros uclaistas, recibieron la cesión de la fotografía que muestra los músicos que conformaron la Gran Orquesta, que inauguró el Palacio de Gobierno que recibió por nombre el Capitolio, el memorable martes 19 de diciembre de 1922. Por su parte, las autoridades de la UCLA agradecieron el significativo aporte que viene a enriquecer su acervo cultural, además que desde la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado como albacea de la Mavare, se preserva y difunde la historia de esta emblemática agrupación como parte fundamental del Patrimonio Cultural Vivo del Municipio Iribarren y el estado Lara, porque desde hace 128 años se encuentra enraizada en el palpitar del pueblo larense como factor determinante de su identidad y orgullo.

Como se parecía La Gran Orquesta, no fue otra cosa que la Mavare ampliada y que por las circunstancias que se traslucen en esta crónica el General Rafael María Velazco hubo de recurrir a Don Rafael Romero para lograr las condiciones necesarias que permitiesen que todos los músicos de la localidad actuasen juntos.

Mencionar a la Orquesta Mavare es remontarse a un Barquisimeto que conquistó hace tiempo el corazón de todos y que vive vibrando con asomado empeño de multiplicarse en el propio corazón de sus hijos. La Orquesta Mavare, la orquesta típica más antigua aún vigente en Venezuela, en la actualidad bajo el resguardo de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, es una institución que acogió todo el patrimonio armónico del silbido del viento entre los cardonales de sus sabanas, que interpretó el canto del turpial e imaginó una policromía augusta en su cielo transportándola en canciones. Con música de antología sigue paseando su figura de gran señorío por los más diversos escenarios y su música sigue volviendo de donde vino: del pueblo. De esa gente con nobleza en sus actos y en el alma, como la de un Simón Wohnsiedler, con la sutil quejumbre de un Napoleón Lucena o la filigrana de Antonio Carrillo, para no mencionar sino tres que elevados en su propio pedestal, perpetúan su nombre a través de las páginas amarillentas del tiempo, con indelebles signos de inmortalidad.

Realmente la evocación de hoy nos permite traer al presente a estas figuras, ponerlos a andar y escuchar de nuevos las voces de sus instrumentos y recrearnos en aquel pasado pletórico de añoranzas, como se reaviva esta historia melódica de un pueblo de alma musical de tuna y cardonal, tal cual como cada vez que actúa la Orquesta Mavare, expresión autentica de una sonoridad inconfundible que de generación en generación ha hecho vibrar y sigue haciendo vibrar la fibra sensible de nuestra identidad como Capital Musical de Venezuela.

Barquisimeto, domingo 23 de marzo de 2025.

Fuentes Consultadas:

Azparren, R. (1978) Barquisimetaneidad, Personajes y Lugares. Talleres Escobar. Caracas. Venezuela.

Benet, F. (1929) Guía General de Venezuela. Tomo Primero. Casa Oscar Brandstetter. Leipzig. Alemania.

Castillo, J. (1994) Lara Musical y Folclórico. Tipografía y Litografía Horizonte. Barquisimeto. Venezuela.

Cordero, L. (1971) Gómez y las Fuerzas Vivas. Editorial DONeMe. Caracas. Venezuela.

Hno. Nectario M. (1963) Bodas de Oro Instituto La Salle de Barquisimeto. Imprenta Profesionales “Sagrado Corazón de Jesús”, Juan Bravo. Madrid. España.

Liscano, M. (1923) Barquisimeto. Organización Política. Comercio. Industria. Agricultura y Cría. Directorio en General. Tipografía América. Barquisimeto. Venezuela.

López, M. (1969) Discurso pronunciado con motivo del acto de promoción del Instituto de Comercio Mosquera Suárez. No publicado.

Orellana, F. (1977) Vivencia Tradición Narración. Tipografía Orellana. Barquisimeto. Venezuela.

Silva, W. (1999) Anuario Biográfico del Estado Lara. Barquisimeto. Venezuela.

LA

La entrada Reseña de la Añoranza/ Iván Brito López se publicó primero en El Informador Venezuela.

Share this article

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *