Reseña de la Añoranza/ Iván Brito López

Carmen Guevara: una mujer sin comparación

Al haberse conmemorado ayer 8 de marzo, el día de la lucha de las mujeres por su participación en la sociedad y su desarrollo íntegro como persona, en pie de igualdad con el hombre, en lo que se conoce como el Día de la Mujer, traemos a la memoria el nombre de la enérgica barquisimetana Carmen Guevara Partidas, pues es una figura que comulga perfectamente con el hecho del origen de esta efeméride, antes denominado Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el cual quedó instaurado en la 2da Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas realizada en Copenhague en 1910, donde Clara Zetkin propuso y se aprobó la celebración del «Día de la Mujer Trabajadora», que comenzó a conmemorarse al año siguiente, cuya primera conmemoración en tal sentido se efectuó el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Desde entonces se ha extendido a muchos países.

Ahora bien, esta mujer sin comparación vio la luz primera en Barquisimeto el 11 de junio de 1910, contándose como la tercera hija de la unión matrimonial entre Eduardo Guevara Fernández y María Antonieta Partidas Linné, quienes había contraído nupcias en 1907. Nació evidentemente en aquella ciudad pequeña, bucólica y gentil, de gente trabajadora, honesta y con un gran sentido de los valores, donde la precariedad económica de la época, determinaba el ambiente fisonómico de las ciudades de la Venezuela de ese tiempo, donde lo que conocemos hoy como servicios públicos, prácticamente eran inexistentes, ya que no había agua por tuberías, no habían cloacas o el sistema de cloacas, no había electricidad y el alumbrado público sólo de las calles principales eran faroles de carburo, a decir de Hermann Garmendia, “…de débil y encalambrada (…) amarillenta luz mortecina…”

Lógicamente, para la generación de Carmen Guevara Partidas, ser testigos de excepción de aparición en la ciudad de cada nuevo avance tecnológico fue algo extraordinario. Imagínense amigos lectores la emoción en 1922 del estreno de la aducción del suministro de agua por tubería, eso debió ser algo verdaderamente extraordinario, luego de haber vivido por muchísimo años con las criadas que buscaban el preciado liquido en las pilas públicas, como el famoso surtidor que existía en la plazoleta frente a la iglesia La Paz o se esperaba la llegada del aguatero, que con sus robustos burros portando cada uno dos barrilles de agua, es decir un barril a cada lado, llegaban estos personajes hasta los portones de campo para suministrar el grueso del agua para consumo de los quehaceres hogareños. Sin embargo, se tenia la fortuna de ir en lo que se consideraba un paseo, en romerías o mientras languidecía la tarde hasta la Plaza Independencia, para contemplar la estación del Ferrocarril Bolívar y el último movimiento del día de aquel medio de transporte, que desde 1891, unía a Barquisimeto con el Puerto de Tucacas, propiciando que llegase a la ciudad cualquier tipo de mercancía proveniente del extranjero o de cualquier novedad tecnológica igualmente, por no decir nada de las Compañías de Zarzuela, teatro y artistas que arribaban para deleite de los barquisimetanos.

Entonces era la quejumbrosa locomotora del Ferrocarril Bolívar que impulsaba la marcha de los vagones de pasajeros y mercancías, con su caldera dispuesta de forma contraria, el único vehículo automotor conocido, pues hasta el tranvía era movido por “tracción de sangre” como bien lo describía Hermann Garmendia, por lo cual eran famosos los coches de alquiles de don José Saso entre otros.

El asiento del clan familia de los Guevara Partidas, era precisamente en una de las casas adyacentes a la plazoleta frente al Templo Nuestra Señora de la Paz, este último desde 1915 Santuario Eucarístico. Aquella casona de amplio portón tras su entrada por el espacioso zaguán, eran remansos los corredores, donde el tímido ladrillo dejaba sensaciones de frescura y conservación. Allí, en hoy carrera 16 entre 28 y 29, Carmen convivió entre sus 10 hermanos: José Antonio “Toño” nacido el 25 de diciembre de 1908, Eduardo Marcial en 1909, Rafael Félix en 1912, María Antonieta en 1914 y su melliza que fallece en la infancia; Víctor Manuel en 1915, Jesús María en 1919, Nelly Graciela en 1920, Paz Consuelo en 1922 y Eduardo en 1923.

Este grupo familiar, creció en la atmósfera que lucía el Barquisimeto que hemos descrito, que no conoció el automóvil, sino hasta 1913, pues hubo por vez primera un vehículo automotor de fabricación francesa en la ciudad en 1904 que se encontraba en el almacén de la ferretería propiedad del Sr. J. Hanser , ubicada en la esquina de El Rebote, es decir en hoy Av. 20 con la calle 25, pero éste nunca fue puesto en funcionamiento acá en Barquisimeto, ya que había llegado fruto del embargo por deuda que le había hecho el Sr. Hanser a un comerciante de Duaca que fue quien lo adquirió originalmente y que arribó a dicha población a través del Ferrocarril Bolívar. Al perecer el vehículo vino en barco directamente de Europa, con destino a Duaca llegando a Puerto Cabello, de acuerdo al relato de Rafael Domingo Silva Uzcátegui (1959), quien comenta nota publicada en el diario El Eco Industrial de don Lorenzo Álvarez en su edición del 2 de septiembre de 1904, donde se encuentra inserto el siguiente suelto, tomado del “Boletín de Noticias” de Puerto Cabello:

“…Un automóvil. Ayer fue probado en nuestras calles el automóvil que fue importado con destino al Estado Lara, por un comerciante de aquellos lares…”

Como hemos comentado el dueño de este automóvil residía en Duaca y llegó desde Puerto Cabello a Duaca a través del Ferrocarril Bolívar y en consecuencia no pasó por Barquisimeto, aunque se había anunciado que lo traerían para exhibirlo en la Capital del estado Lara, lo que no fue posible pues, con el entusiasmo que despertó el arribo del vehículo se efectuaron continuos paseos que le agotaron el combustible. Tal hecho ocasionó que fuese arrumado el auto ante la falta de combustible, que debía ser importado y en esta circunstancia fue embargado por el Sr. Hanser, quien lo trajo a su negocio a Barquisimeto, donde tampoco se puso en marcha por no haber combustible con que alimentar el motor del mismo hasta que este comerciante lo vendió y se lo llevaron en el Ferrocarril Bolívar ´por donde llegó sin haber rodado por las calles barquisimetanas.

Contaba Carmen Guevara con apenas tres añitos, cuando arribó el primer vehículo en cruzar por las angostas y polvorientas calles barquisimetanas. 1913 es el año en que se encuentra nota de prensa fechada el día 29 de enero, la cual reproduce Rafael Domingo Silva Uzcátegui: “…En la mañana de hoy recorrió las calles de esta ciudad, el magnífico auto del Sr. Ignacio Ortiz, guiado por él personalmente. Le acompañaba su hermano el Gral. Lino Díaz hijo, y otros amigos…” Dos años después, ya había en Barquisimeto entre 11 y 12 vehículos.

Carmen Guevara Partidas, no sabemos donde estudió las primeras letras, porque hemos encontrado trabajos publicados en línea, donde se alude a que estudió en el Colegio María Auxiliadora, pero no coincide el dato, ya que el mencionado Colegio vino abrir sus puertas fue en 1945. De tal manera que de haber estudiado en algún Colegio, presumimos fue el Inmaculada Concepción de las religiosas de San José de Tarbes que había entrado en funciones en 1904.

La fascinación por el automovilismo, como testigo de excepción del origen y evolución del mismo en Barquisimeto, realmente la cautivó. Desde muy joven sintió atracción por este naciente mundo. Aprendió mecánica de la mano de sus hermanos mayores y para los años 1930 además de ser diestra con las herramientas, también se convirtió no solo en diestra conductora de automóviles, sino de camiones igualmente, dada su condición de mujer decidida y enérgica personalidad, rompiendo los cánones de un tiempo, en que el cura párroco del templo Inmaculada Concepción, había puesto un letrero en el confesionario que decía: “…a la que haya bailado Fox Trox no le doy la absolución…”

El desafío que una niña de bien no le importase llenarse las manos de grasa en la manipulación de las herramientas, mientras practicaba la mecánica automotriz era sin lugar a dudar algo peculiar en aquellos días.

Si bien es cierto, que las hermanas de Francisco Alvarado, se distinguieron como las primeras mujeres en Barquisimeto en pilotear un automóvil, es lamentable que sus nombres no estén registrados como se verifica en “El Nuevo Diario” de Caracas en su edición del 15 de marzo de 1915:

“…Barquisimeto, 10. Bastante simpático y atrayente fue el ver ayer a una de las señoritas hermanas del Dr. Francisco Alvarado, conducir un automóvil por las calles de la ciudad. Ojalá se generalizara entre nuestras damas la afición a este culto y elegante deporte…”

Así, se inició la incursión de la mujer en el automovilismo en Barquisimeto, donde al poco tiempo destacaría la robusta figura de Carmen Guevara Partidas, quien contrajo matrimonio con el orfebre y músico Virgilio Soteldo Daza, cuya boda eclesiástica tuvo lugar en el templo Inmaculada Concesión y aún recuerdo con gracia, la anécdota de aquel día en que mi abuelo Rafael Miguel López, dada su entrañable amistad con Virgilio desde los días del Colegio La Salle, era el padrino de boda. Resulta que todos reunidos en el templo ya, estaban extrañados por el retraso del novio que no llegaba, entonces contaba mi abuelo, que doña María Antonieta Partidas de Guevara más que angustiada estaba muy molesta y expresaba que si a su hija la deshonraban ella tomaría cartas en el asunto. De inmediato mi abuelo salió a buscar a Virgilio Soteldo hasta finalmente encontrarlo caminando dando vueltas por los alrededores de la hoy Plaza Lara y al abordarlo   –  ¿“Chocolate” que haces aquí?  –   el novio elegantemente trajeado con la voz ronquita que le caracterizaba contestó, amansando estos zapatos que me aprietan…

Así, finalmente, llegó el novio al templo Inmaculada Concepción donde Carmen Guevara Partidas unida de manos junto a Virgilio Soteldo Daza en los reclinatorios frente al altar mayor y bajo la bendición divina contrajo nupcias. Esta unión no duro mucho tiempo, eran dos caracteres distintos y los desamparaban intereses diferentes. Según el periodista Luis Alberto Perozo Padua (2021) y de acuerdo a los datos que le suministrara Juan Manuel Díaz Guevara: “…El matrimonio entre Virgilio y Carmen se celebró en el Templo de la Inmaculada Concepción de Barquisimeto. Virgilio y Carmen procrearon a Katiuska Soteldo Guevara, luego adoptaron a dos bellas niñas. Con el paso del tiempo, se divorció y volvió a casarse…”

i abuela Angela Rodríguez Cuello, recordaba un día que se apareció en casa Carmen Guevara quien con su regia personalidad, le pidió que le prestara a su hijo, es decir, a mi tío Rafael Francisco López Rodríguez que en paz descanse, porque era rellenito y blanquito, igual a ella, y necesitaba llegar con su supuesto hijo, porque al parecer era requisito “sine qua non” para cobrar una herencia. Era indudablemente una mujer ocurrente, decidida, enérgica como hemos dicho y de un temperamento controversial.

No podían ser más favorables estas características, para emprender su pasión por el volante, por la mecánica y el automovilismo competitivo, en una palabra, el de carreras de autos. Años más tarde tuvo lugar la primera gran competencia de carros de carrera a nivel nacional y Carmen Guevara no dudó en inscribirse en aquella competencia de automóviles entre Caracas y Maracaibo en 1949, acontecimiento que marcó el inicio de ese deporte en nuestro país, convirtiéndose ella igualmente en pionera como una mujer piloto de competencia automovilística. De la misma forma en una investigación efectuada por un diario caraqueño, aparece el nombre de Carmen Guevara, como la primera mujer en Venezuela en manejar camiones, una autentica pionera del volante en nuestra nación, sin duda alguna lo fue esta mujer sin comparación.

Conocidos testimonios gráficos, muestran que en una ocasión, la intrépida corredora larense corrió bajo el patrocinio del diario El Nacional de Caracas al frente del volante de un potente automóvil Ford Lincoln modificado con motor de 12 cilindros. Momento en el que se comenzó a publicitar el apodo de “Doña Bárbara” con el que se dio a conocer entre la fanaticada, como también lo refiere el periodista Oscar Castro, quien sobre este personaje acota:

“…La gran carrera Caracas – Maracaibo fue un gran éxito que ocupó la atención del país, la final fue publicada con gran despliegue por el diario El Impulso en su primera página y aunque la Gran Carrera General Rafael Urdaneta la ganó el guayanés Walter Comach, se hizo especial mención de “Doña Bárbara” la carismática competidora…”

En el trayecto de aquellas angostas carreteras de tortuosas curvas, Carmen Guevara se encontraba entre los 73 pilotos participantes, siendo indudablemente la única mujer cuya figura fue cobrando fama por su osadía en las carreras de Lara, Zulia y Los Andes, donde asombró por su intrepidez, dominio y nervios de acero. Un vecino nuestro ya fallecido, Luis Quevedo Guevara nos comentaba una ocasión en que siendo adolescente acompañó a su tía en un viaje donde ella pilotaba un camión cargado de plátanos rumbo a Maracaibo y al llegar al puente fue mandada a orillarse por agentes del orden público, con quienes discutió acaloradamente por un asunto de algún permiso cuyos detalles no recordaba con exactitud Luis, pero si recordaba vivamente, cuando al final zanjó la discusión al decirles, comuníquense con mi primo que está de jefe en esta región y cuando le preguntaron quién es su primo, con altiva gallardía respondió, el General Manuel Bereciartu Partidas.

Perozo Padua (2021) en un artículo escrito para el diario El Universal comenta: “…a Carmen Guevara se le veía siempre manejando pesados camiones de carga con su atuendo de overoles, y entre las anécdotas rescatadas por Juan Manuel Díaz Guevara, el sobrino que se ha preocupado por rescatar estos datos interesantes de nuestra biografiada destaca que en 1949, ella se embarcó en la temible aventura de viajar en su propio carro desde San Cristóbal hasta Nueva York, en un extenuante y asombroso recorrido de casi 25 mil kilómetros, acompañada de Amer Camarillo como copiloto y Edgar Bacalao, un jovencito de tan solo 7 años…”

De igual manera, el periodista Luis Alberto Perozo Padua (2021) refiere que: “…En 1950 se celebró el Premio Gran Mariscal de Ayacucho o Grancolombiano, evento realizado desde el 21 al 29 de enero, que contó con la participación de 83 corredores de los cuales 82 hombres y una dama: Carmen Guevara. Los corredores debían atravesar un total de tres mil 880 kilómetros, en la ruta Ecuador-Colombia-Venezuela, trayecto que se dividió en ocho tramos con un solo día de descanso. Según el cronista Antonio Itriago, los venezolanos que participaron en la osada carrera, lucieron los números del 36 al 75, ambos números fueron la sensación del momento e incluso fueron los más reseñados en la prensa ecuatoriana; “y entre ellos, quien se robó el show fue la única dama del grupo -conductora del coche distinguido con el número 51- Carmen Guevara Partidas, mejor conocida como Doña Bárbara”…”

Las hazañas de Doña Bárbara cuya audacia tuvo por escenario Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras El Salvador Guatemala, México y Estados Unidos, siempre eran las más sonadas por comentaristas y narradores, y cada vez que participaba en una carrera, los micrófonos se agolpaban para entrevistarla, desde el propio sitio de los acontecimientos, seguida de cientos de personas -de todas las edades-, que se lanzaban sobre su automóvil para ovacionarla. Era sin discusión alguna una leyenda viviente cuyas proezas en las pistas improvisadas, era seguida de cerca por un aeroplano que narraba desde lo alto.

Hoy cuando hemos hecho alusión a Carmen Guevara Partidas, a propósito que esta fecha del Día de la Mujer,  es motivo de la misma manera para visualizar la desigualdad de género y para reivindicar la lucha por la igualdad efectiva de derechos para las mujeres en varios ámbitos, como lo logró esta mujer sin comparación, que en 1972, como leyenda femenina del automovilismo Latinoamericano emprendió su última carrera bajo la bandera de cuadros del crepúsculo de su tierra natal, rumbo a la meta celestial que la consagró a la inmortalidad.

Barquisimeto, domingo 09 de marzo de 2025.

Fuentes Consultadas:

Amador, P. (1995) “Don Bosco: 100 años en Venezuela”. Editorial Arte. Caracas. Venezuela.

Fundación Wikimedia (2024) Día Internacional de la Mujer. [Artículo en Línea] Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_Internacional_de_la_Mujer

Perozo, L. (2021) Carmen Guevara fue la primera mujer corredora de autos en Latinoamérica. [Artículo en Línea] Disponible en: https://www.eluniversal.com/el-universal/111253/carmen-guevara-fue-la-primera-mujer-corredora-de-autos-en-latinoamerica

Querales, R. (1996) Nomenclaturas de Barquisimeto. Tipografía Horizonte. Barquisimeto. Venezuela.

Silva, R (1942) Enciclopedia Larense. Impresos Unidos. Caracas. Venezuela.

Silva, R. (1959) Barquisimeto. Historia Privada, Alma y Fisonomía del Barquisimeto de Ayer. Caracas. Venezuela.

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