Por Chepita Gómez
No es arrogancia, es magia pura. Un venezolano entra a cualquier lugar y, en un abrir y cerrar de ojos, transforma el ambiente. Es el café que ofrecemos sin preguntar, la sonrisa que desarma, el “pana, qué más” que convierte a un desconocido en amigo del alma. Nuestra chispa no pide permiso para brillar: es un arte, una danza de carisma que llevamos en la sangre y que prende fuego allá donde vamos.
Tener chispa no es solo soltar un chiste que saque carcajadas o hablar con gracia. Es una forma de vivir: desparpajo con corazón, confianza sin alardes. Es el taxista en Caracas que te cuenta su vida mientras esquiva los huecos de la avenida como si fuera un piloto de Fórmula 1. Es el emprendedor en Miami que, con una idea garabateada en una servilleta, convence a un inversionista de apostar por su sueño. Es la señora en Maracaibo que te vende un cepillao’ como si fuera la cura para todos tus males. La chispa le mete salsa a lo cotidiano, hace que lo ordinario se sienta épico.
Nuestra chispa, también, es el músico que sube a un escenario en Bogotá y hace que el público cante un joropo sin haberlo escuchado jamás. Es la diseñadora en Milán que mete un bordado wayúu en una pasarela, dejando al mundo boquiabierto. Es el estudiante en Buenos Aires que explica en clase por qué el Ávila no es solo una montaña, sino un pedazo de su alma. No necesitamos gritar quiénes somos: nuestra historia, nuestro calor humano, nuestra gente ya habla por nosotros.
Por ejemplo, Carlos García, el primer chef venezolano en ganar una estrella Michelin en París, el Óscar de la alta cocina. Este caraqueño, criado entre arepas y sancocho, conquistó los paladares más exigentes del planeta con platos que cuentan historias de su tierra. ¿Cómo? Con trabajo duro, sabor a hogar y una chispa elegante que puso la bandera tricolor en lo más alto.
O pensemos en Carolina Herrera, la reina de la elegancia. A sus 86 años, su última colección en la Semana de la Moda de Nueva York fue un aplauso unánime: vestidos que susurran glamour con ese toque venezolano que mezcla lo sofisticado con lo cálido. Carolina cuenta quiénes somos: un pueblo que no se achica, que pone el alma en cada puntada.
Y qué decir de Rafael Payare, el maestro de orquesta que hace poco levantó al Carnegie Hall dirigiendo la Filarmónica de Los Ángeles. Este caraqueño, forjado en el Sistema de Orquestas, movió su batuta como quien conversa con el viento, y el mundo entero sintió el pulso de Venezuela en cada nota. Eso es chispa: tomar un escenario y hacer que vibre con tu verdad.
La chispa no discrimina. Está en el bodeguero que te convence de llevarte un dulce extra “porque hoy es viernes”. En la joven que organiza una fiesta en un apartamento chiquito y hace que quepan todos. En el que llega tarde, pero con una historia tan buena que nadie se molesta. Es el arte de hacer que las cosas pasen, de llenar de vida cualquier rincón.
Pero ojo, la chispa tiene su ciencia: no es sólo hablar bonito, es conectar de verdad. Es escuchar, entender, abrazar sin pensarlo. Es el chiste que rompe el hielo, la manera en que haces que todos se sientan parte de algo grande. Por eso, cuando un venezolano triunfa, no lo hace solo: lleva consigo a los que lo aplauden desde lejos, a los que le escriben “¡Échale pichón!” en cada paso.
En un mundo que a veces se siente frío, la chispa venezolana es un rayo de sol que se cuela por las grietas. No se trata de gritar más alto, sino de conectar más profundo. Donde haya un venezolano, habrá una conversación que engancha, una idea loca que termina funcionando, una puerta que se abre para todos.
Así que sigamos hacia adelante, con esa chispa que ni tormentas ni fronteras pueden apagar. Porque no es solo nuestra: es un regalo que le damos al mundo. Y el mundo, aunque no siempre lo diga, nos lo agradece con una sonrisa.
Chepita Gómez
Apasionada de las comunicaciones en todas sus expresiones. Comunicadora Social con maestría en Ciencias políticas de la Universidad Simón Bolívar (Caracas) y estudios en Newfield, Escuela Internacional de Coaching Ontológico. Con más de 30 años de experiencia en el campo de las relaciones públicas y las comunicaciones, Chepita Gómez es directora de El Informador Venezuela.
La entrada Madera Fina / La chispa venezolana: alegría que enciende al mundo se publicó primero en El Informador Venezuela.