La memoria colectiva de las personas que desafían la opresión

Según el historiador Jesús Lara, el 23 de enero de 1958 sigue vivo en la memoria colectiva de Venezuela, aunque aún se desconocen parte de los hechos que contribuyeron a la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez.

Caracas. El 23 de enero de 1958, Cuando el mundo ni siquiera había soñado con teléfonos celulares o redes sociales, los vecinos de Miraflores se despertaron en medio de la noche luego de una explosión que no pudieron explicar.

En medio del silencio impuesto por el puño de hierro del general Marcos Pérez Jiménez, los caraqueños no tuvieron más remedio que escuchar las explosiones hasta la madrugada, cuando se detuvieron y se corrió la voz de que El dictador huyó del país con su familia. Y su círculo más cercano tras un golpe de Estado.

“Vamos, no me romperé el cuello”, dijo el exponente del “Nuevo Ideal Nacional” tras comprobar que no tenía fuerzas para enfrentar a los rebeldes, según crónicas publicadas.

Sesenta y siete años después, Caracas Al Dia El historiador Jesús Lara habló de una fecha que marcó el inicio de la era democrática más larga y estable de la historia venezolana y que aún perdura en el imaginario colectivo por su significado para una sociedad que supo crear un tratado de paz y cuatro décadas de gobierno.

¿Por qué es tan importante para Venezuela el 23 de enero de 1958?

Desde una perspectiva histórica y para la memoria colectiva, el 23 de enero de 1958 marcó esencialmente el inicio de una era democrática después de un largo período de corrupción, silencio y dictadura. El 23 de enero es una expresión clara de la voz del pueblo con los militares en una acción cívico-militar, por así decirlo, porque así se conserva en la memoria colectiva.

La fecha marca el punto de partida de un sistema democrático y el precedente del Tratado de Punto Fizo, que marca el momento de encuentro entre las diversas corrientes políticas existentes.

¿Cuál fue el papel de los civiles en la salida de Pérez Jiménez?

Foto: Archivo de Fotografía Urbana.

Desde una perspectiva práctica, el 23 de enero fue un golpe militar; Es una expresión negociada para una solución en un país gobernado por un militar como Marcos Pérez Jiménez, que se sostuvo por la fuerza y ​​el terror. .

Se trata entonces de una solución consensuada entre los militares cuyas diferencias internas, en los cuarteles, comenzaron a crear fracturas y a intensificarse luego de un fraude electoral ocurrido en 1952, por lo que el golpe se produjo luego de una discusión que provocó una salida y apertura. En el sistema de reuniones de partidos políticos sí, pero lideradas por las Fuerzas Armadas.

Por tanto, el 23 de enero no puede entenderse sin actores militares. Ahora, desde el punto de vista de la siguiente narrativa, los actores populares o la gente en la calle celebran la partida del dictador, que ya pasó, pero el verdadero héroe aquí es la discusión dentro de los militares.

Un sector del país hablaba con entusiasmo del llamado “perezjimenismo”. ¿Cómo estuvo su gobierno?

Hay pruebas muy claras de abusos contra los derechos humanos en el contexto de la dictadura de 1953 a 1958, y hubo una gran tensión política porque el poder político de Pérez Jiménez sólo podía consolidarse a través del miedo y el terror, con la seguridad nacional como fuerza represiva. Estado, entre otras estrategias.

Evidentemente no había democracia en aquella época, lo que era cuestionable y polémico era la modernización del país, la construcción de grandes obras producto de los grandes ingresos petroleros. Pérez Jiménez pudo gobernar, pero con mucha tensión política.

Han pasado casi 7 décadas desde aquel momento ¿se puede decir que la fecha sigue vigente y en la memoria de los venezolanos?

Aún hoy, el 23 de enero de 1958 permanece en la memoria colectiva. Ha sido consolidado por los mismos liderazgos políticos a lo largo de los años, quienes han utilizado esta fecha como un punto de afirmación de la democracia. Sobre todo porque Venezuela no tenía un sistema democrático coherente hasta esa fecha, Venezuela venía de un régimen dictatorial como el de Juan Vicente Gómez -una dictadura de 27 años- y tuvo un breve período de transición muy turbulento con los gobiernos. por Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita.

Luego volvió el golpe militar. Es decir, el siglo XIX de Venezuela estaría caracterizado por líderes, soldados y guerras civiles, y el comienzo del siglo XX, por una gran dictadura como la de Juan Vicente Gómez. Así, hasta 1958 los venezolanos tenían una conexión clara con la democracia, con la expresión del poder popular, con la posibilidad de participación en los asuntos internos del país, y siempre fue exigida.

¿Se predijo así? ¿Deponer la dictadura y darle al pueblo poder de decisión y libertades civiles?

Foto: Archivo de Fotografía Urbana.

Si se analizan las fechas, los actores y el contexto, no fue posible garantizar democracia y libertadores. Es por eso que la memoria colectiva reivindica esta fecha como el punto de partida para la construcción de un sistema democrático, como lo fue el Pacto de Punto Fizo, que se suicidaría en 1999 con la llegada del chavismo al poder.

Esta es la construcción que se llevó a cabo alrededor del 23 de enero de 1958, pero muchos venezolanos hoy no saben cuál fue el verdadero papel de los ciudadanos más allá de celebrarlo, porque el silencio impuesto por la dictadura fue tan grande que los ciudadanos héroes estaban detrás de una conspiración.

Si algo hay que reconocer a la junta militar posterior al golpe de 1958 es que las elecciones son, sin duda, un proceso de resolución de problemas entre las elites y diversos factores de la sociedad.

Por eso ha pasado a la memoria colectiva como una fecha simbólica, recordando que la opresión podría terminar mediante la reconciliación entre los distintos actores, porque la fecha 23 no puede entenderse sin la invocación del acuerdo de Punto Fizo, es decir, la huida de Marcos Pérez Jiménez desde el país el 23 de enero no sólo, sino lo que se construyó después.

Entonces, ¿fue el 23 de enero de 1958 una especie de apuesta del lado civil?

Sí, porque como país hemos podido retroceder. Otro grupo de soldados más opresivos podría haber permanecido en el poder, pero no lo hizo. Se convocó una junta militar encabezada, por supuesto, por militares. Pero esto no se puede entender sin la integración de un acuerdo que genere estabilidad en el sistema político venezolano.

¿Puede el momento histórico que atraviesa Venezuela dejarnos alguna lección?

Lo primero que hay que entender es que hay que acordar soluciones a este contexto, tiene que haber un reconocimiento de las dificultades que hay, y que quienes gobiernan son personas con intereses y hay que actuar en base a esos intereses. No hay salidas mágicas en política, las salidas se construyen, y si quieres salir a un momento diferente al que estás viviendo, necesitas todas las razones, incluidas las razones para renunciar al poder.

Entonces, hay que reconocer a los actores y sus intereses y el 23 de enero de 1958 nos dejó muy claro que había un actor militar que tenía sus intereses y supo aprovechar el momento. Pérez Jiménez falleció el 23 de enero de 1958 a las 3 de la madrugada junto a toda su familia y un séquito muy cercano.

Así queda evidencia de que fue una salida, aunque presionada, pactada, porque el fraude electoral reconocido por la sociedad venezolana ya no tenía garantías de continuar con el reinado del terror y se sustentaba en un gran miedo que estalló en la mañana. 23 de enero.

El viejo llamado a la discusión…

Foto: Archivo de Fotografía Urbana.

La caída de Pérez Jiménez es un ejemplo de discurso político, que luego ganó apoyo popular. Pero los valores actuales con respecto a la democracia, la transición y esa gobernanza son diferentes; además, las formas en que los presidentes permanecen en el poder son muy diferentes a las de esa época, razón por la cual los historiadores tienen mucho miedo de sacar conclusiones injustificadas.

Pero si algo puede enseñarnos la fecha es la consolidación de la democracia como contrato social que no excluye a nadie, pues el 23 de enero de 1958 marcó un punto de encuentro y una gran lección para quienes buscaban el dominio. Haz política desde tus intereses, porque es el reconocimiento de que los demás tienen intereses y si no intentas convencerlos de una forma u otra no habrá solución efectiva.

Los actuales gobernantes de Venezuela dicen que la llamada Cuarta República ha traicionado el espíritu del 23 de enero. ¿Es realmente así?

Si algo fue realmente traicionado fue el propio Acuerdo de Punto Fizo, no el espíritu del 23 de enero de 1958. Es decir, el tratado estableció regímenes y acuerdos que no fueron cumplidos por algunas partes y algunas personas autoexcluidas. El propio partido, la URD, que abandonó voluntariamente el acuerdo, abandonó el gobierno de Rómulo Betancourt mientras se mantuviera el bipartidismo de Eddy y Copay, en lo que el historiador Juan Carlos Rey llama una coalición. de la elite, pero con respeto a las normas democráticas.

Es decir, si algo se puede salvar del 23 de enero y sus consecuencias, el Acuerdo de Punto Fizo, es que los actores reconocieron las reglas del sistema democrático y las respetaron. Pero esa es la narrativa del chavismo, el desconocimiento del acuerdo que se creó después del 23 de enero, que se fue debilitando con el tiempo, pero no tiene nada que ver con la traición al espíritu del 23 de enero, ni tiene relación directa, porque son diferentes eventos. El 23 de enero de 1958 es un punto de partida y lo que sucede desde entonces es una reconfiguración de situaciones y actores que incluyen otros valores.

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