Espectros rondan la finca San Rafael de Guamacire

La Hacienda San Rafael del Palenque, propiedad de la familia Cigala, con una extensión de más de 120 hectáreas, ubicada en los límites donde colindan los municipios Iribarren con la parroquia Juares y Palavecino con la Parroquia Agua Viva, se encuentra la vivienda principal, una antigua construcción con habitaciones de mediados del siglo XIX y donde las historias de terror se han ido acumulando con el pasar de los años.

“La Casa de Teja”, como era comúnmente conocida, da vida a este terreno. Cuentan que en lugar mataron al general Peralta, quien pertenecía a las filas de Simón Bolívar, y quien para la época había comprado las tierras con un pago recibido por la lucha libertaria.

El trágico suceso ocurrió justamente el día en que se iba a casar. El asesino fue el primo hermano del general, y su motivo era pasional, ya que era el amante de la novia de Peralta. Dicen que en un ataque de celos este hombre, del cual se desconoce el nombre, entró a la vivienda con un machete y le segó la vida al coronel, cuando los peones entraron a la casa y lo vieron tendido en el suelo, decidieron buscar al asesino para cobrar venganza por su patrón.

Al hombre lo encontraron en uno de los caminos que conducían hacia la hacienda huyendo con la novia de Peralta, sin pensarlo, los peones lo agarraron y acabaron con su vida y la de la joven amante. Desde entonces, historias de espectros de una mujer y un hombre a caballo se han mantenido en el tiempo.

Quienes han tenido la oportunidad de visitar este lugar, aseguran que los espectros que allí se encuentran tienen una energía tan fuerte que pueden llegar a privar a las personas a quienes se les aparece.

Lo invitan a San Rafael

José Luis Sotillo, cronista de la parroquia Agua Viva, cuenta que fue testigo de una de estas experiencias de terror durante el fin de año de 2023. Era el 31 de diciembre y su entrañable amigo Jorge Torres, lo invitó para que recibiera el año con ellos en la finca de la cual era el encargado. A eso de las 7:00 de la noche y entre el compartir y el disfrute de la velada en un ambiente montañoso, fue llegando la hora de dormir.

Las historias de espantos y situaciones sobrenaturales en lugar eran conocidas, pues en una oportunidad al hermano de Torres estando sentado tranquilamente en una silla, se la había metido un espíritu que lo hizo hablar de forma extraña, para luego hacerlo escribir en un espejo una frase con un lápiz labial.

“Ya pasada las 3:30 de la madrugada, cuando todos se preparaban para dormir yo pregunte dónde dormiría y muy tranquilo Jorge me dijo que dentro de la casa. Le comentó a mi amigo, ¡pero a mí me dijeron que allí habían cosas extrañas!, a lo que él respondió, ¡no chico, allí no hay nada, son cosas que se ha imaginado la gente!”, recuerda Sotillo.

Entraron a la casa y al abrir aquellas puertas antiguas de madera, repentinamente unos murciélagos sobrevolaron por sus cabezas. El miedo se hacía sentir cada vez más y renuente a dormir en el lugar, el cronista prefirió sacar la cama, que era plegable, para colocarla en la sala, justo al lado de una cesta de mimbre donde tenían empollando una gallina.

Cuenta que del miedo durmió hasta con los zapatos y pantalones puestos, incluso dejó la encendida. Cuando ya se estaba quedando dormido sintió que una parte de la cama se hundió, como si alguien se hubiese sentado de forma muy sigilosa, es ese momento decidió arroparse hasta la cabeza y de apoco dejó correr su mano para tratar de descubrir qué había en la cama.

Las arrugas y pliegues de la sábana le hicieron sentir algo extraño, como un bulto. “Mi intuición me dijo que había algo raro, la gallina comenzó a hacer ruidos como si se sintiera acechada. Consciente de lo que estaba pasando a mi alrededor, me quedé tranquilo, sin abrir los ojos, cuando de repente sentí como me respiraban en el oído, eso me hizo volar de la cama, sólo lance la sabana a un costado y salí corriendo de la casa”, cuenta Sotillo.

Ya un poco más calmado entró tomó una silla y se sentó a pasar el susto a las afueras de la casa. Al rato, decidió entrar a la vivienda para buscar una franela, ya en las sala pudo ver cómo todo estaba en calma total.

Sin embargo, decidió que lo mejor era volver a sentarse debajo del galpón de techo de zinc a esperar que amaneciera. Cuando los gallos comenzaron a cantar, a eso de las 5:00 de la mañana, en el techo se comenzó a sentir cómo caía una piedra y rebotaba una y otra vez hasta caer al suelo, mientras esto pasaba una de las hijas del señor salió desesperada dando gritos.

Del susto, la joven vomitó. Cuando pudo hablar repitió una y otra vez que dentro estaba una mujer vestida de negro, con un sombrero y una cesta en los brazos que se sentó en su cama. El espectro apareció en la habitación que colindaba con la habitación de sus padres, quienes no vieron ni sintieron nada. “Allí conté mi historia”,  dijo Sotillo.

Luego de esa experiencia, la recopilación de historias que se han vivido en ese lugar han sido muchas. “Uno de los cuidadores dormía en una antesala al jardín interno de las casa, y en una de esas noches, estando en una hamaca esta se comenzó a mover cada vez con más , al punto que lo bajaron de la hamaca”, relata Sotillo.

Hay quienes afirman que por la parte trasera de la casa, se veía un hombre montado en un caballo y ensombrerado, vestido de color caqui que empujaba las puertas y cuando estas se abrían se sentía el aire frío que entraba de repente y aunque desde la parte interna de la casa no se veía a nadie entrar, quienes se encontraban a las afueras aseguraban que veían al hombre.

Otros aseguran que cuando se hizo la reconstrucción de la finca, en lo que era la cocina encontraron osamentas humanas. Uno de los misterios que ronda a esta casa es que unas veces su estructura luce recuperada y en otras épocas la sombra del terror la envejece.

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