El Ambulatorio Tipo III Alí Primera, ubicado en la entrada de la urbanización Las Casitas, sector 1, enfrenta una grave crisis sanitaria que ha persistido por más de dos años. La situación ha alcanzado niveles alarmantes debido a un derrame continuo de aguas cloacales que brota a través de una boca de visita cercana al centro de salud, y los vecinos ya se preparan para «picarle una torta» en conmemoración del tercer año de este problema.
Los residentes han manifestado su frustración, señalando que, a pesar de las visitas de Hidrolara para evaluar la situación, el derrame se ha intensificado y la contaminación ha empeorado. La comunidad está preocupada no solo por el impacto en la salud pública, sino también por la creciente aversión a acudir a este centro de salud, que debería ser un refugio para quienes buscan atención médica.
Los médicos que laboran en el ambulatorio han expresado su temor a tratar a los pacientes, ya que la posibilidad de que heridas o infecciones se contaminen es cada vez más real. «Está terrible el olor», comentan, haciendo eco de la angustia que se vive en el lugar.
El impacto de esta crisis sanitaria también se extiende al comercio de la zona. Panaderías y otros negocios han visto disminuidas sus ventas, y algunos propietarios se han visto obligados a cerrar sus puertas debido a la proliferación del mal olor. Incluso un hotel cercano ha sufrido las consecuencias, afectando su operación debido a la situación insostenible.
La comunidad de Las Casitas clama por soluciones inmediatas y efectivas para detener el derrame de aguas cloacales, restaurar la salubridad del ambulatorio y proteger la salud de los vecinos y comerciantes de la zona.
Fotos: Julio Colmenarez
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