El miedo, la angustia y la tristeza son las emociones que experimentan los migrantes criollos en Estados Unidos y sus familias en Venezuela ante las deportaciones que ha ordenado el presidente, Donald Trump, desde que llegó al poder el 20 de enero. Las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) han desatado zozobra, a pesar de que autoridades informaron que se detienen y deportan a indocumentados o a quienes tienen pasado delictivo. Los connacionales se sienten estigmatizados porque han sido señalados de «criminales», y vuelven a experimentar ataques de xenofobia en un país en donde hasta hace poco se sentían seguros.
José Luis Leal, periodista de Lara, desde 2022 vive en Virginia, Washington. Primero emigró a Colombia, luego atravesó la selva del Darién, Centroamérica y México. Logró entrar a EE. UU. a través del Estatus de Protección Temporal (TPS), un programa migratorio que funcionó en el gobierno de Joe Biden, y que este 3 de febrero llegó a su fin y será revocado a partir de abril. Unos 350 mil migrantes criollos están en riesgo de ser parte de las deportaciones.
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«Ingresé por TPS, pero tengo un proceso de asilo y permiso para trabajar. El miedo es generalizado en toda la comunidad venezolana. Hay temor de viajar en avión o en carro. A un amigo que estaba en el aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington para viajar a Texas, lo detuvieron el 29 de enero, le rompieron la maleta. Los policías le dijeron que no les importaba que perdiera el vuelo y lo hicieron pasar dos horas desagradables. Lo amenazaron con expulsarlo del país. Luego le entregaron sus documentos, porque comprobaron que tenía un estatus de inmigrante», relató.
Su mayor angustia han sido las palabras de Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional de EE. UU., quien ha hecho declaraciones polémicas, señalando que los venezolanos que han ido a ese país «son miembros de una organización criminal», generalizando, e informó que serán enviados a la cárcel de Guantánamo en Cuba, donde envían a los terroristas hasta poder ser retornados a Venezuela.
«En estos momentos el venezolano busca vías para estar legal, no somos indocumentados. El temor es cuando comiencen a vencer los permisos de trabajo. Hay miedo de volver a ser discriminados o que se cancelen los procesos y comiencen las expulsiones masivas», exclamó.
Trump ha emprendido una campaña en contra de más de 11 millones de migrantes indocumentados. En sus primeras semanas en el poder, han detenido a más de 8.000 personas, deportado a 5.000, y más de 400 han sido puestos en libertad por falta de espacios de detención, según reseñó EFE.
Deportaciones hace que se sientan inseguros
Magjell Andrade, psicóloga en orientación de la conducta, señala que los sentimientos que han presentado los venezolanos en EE. UU. las últimas semanas es la rabia. «Detrás de la rabia se esconde la tristeza, porque han dejado su vida en Venezuela. Aquellos que son profesionales o tenían empleos acá, tuvieron que dejar el país obligados por las circunstancias políticas y sociales, y emigraron a un país que representa estabilidad económica, seguridad, en donde habían conseguido bienes materiales, podían ayudar a sus familias enviando remesas. Y ahora sienten que van a perder todo, y ante una pérdida hay un duelo. También están presentando problemas para conciliar el sueño por la preocupación», explicó.
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Argumenta que no se sienten seguros ni en sus casas, porque tienen el temor de ser detenidos y esto se acrecienta cuando hay desinformación. La angustia es mayor cuando las personas no se mantienen informadas con medios de comunicación serios, o cuando no se documentan de las medidas del nuevo gobierno, o no buscan asesoría legal.
Medidas a tomar
Patricia Andrade, abogada y directora de la ONG Raíces Venezolanas en Miami, resalta que todo venezolano que tenga estatus de migrante en EE. UU. no debe sentir miedo ni corre peligro de ser deportado.
«El zar de la frontera, Thomas Homan, ha dicho que va a ir por lo peor de lo peor. Quienes corren riesgo de ser detenidos y enviados a Venezuela son quienes tienen un pasado delictivo. Hay mucha desinformación: Hay personas que su naturaleza es mentir para causar pánico. Hay otras que están pescando en río revuelto porque necesitan clientes, hay otros que tienen intereses políticos», sostiene.
Insiste en que los venezolanos en este país norteamericano deben buscar fuentes oficiales. «Lamentablemente, el tema se politizó y muchos medios omiten información del pasado criminal de los deportados», argumentó.
El TPS otorgado bajo la designación 2021 vence el 7 de abril de 2025 y el resto pierde su cualidad proteccionista a finales de septiembre.
«Hay quienes se confiaron, tenían TPS y no se cambiaron a un estatus de inmigrante que les dé estabilidad, a pesar de que sabían que eso era algo no permanente, lo podían quitar en cualquier momento. Esas personas hoy están nerviosas porque están contra reloj, aunque tienen dos meses para buscar asesoría legal e iniciar su proceso migratorio, y después dos meses más», dijo Andrade.
Desgaste psicológico
El estado en que se encuentran los venezolanos en EE. UU. es un trastorno que provoca desequilibrio, desorganización de tipo cognoscitivo, emocional y conductual, según explicó Marisabel Parada, doctora en psicología de la salud y fundadora de Psicólogos Sin Fronteras.
«Los criollos están sintiendo que ya han pasado por situaciones similares de crisis, angustia o estrés. Es como si el venezolano tuviera esto en su listado de traumas acumulados. Primero, la poca calidad de vida en Venezuela, muchos entonces emigraron. Según la UCAB, primero fueron los hombres, padres, esposos y hermanos los que se fueron y dejaron a mujeres venezolanas que se encuentran, en su mayoría, solas. Esa tensión es permanente, hasta saber exactamente qué es lo que va a suceder», argumentó.
En el año 2020, Cecodap declaró a The New York Times que casi un millón de niños se habían quedado en Venezuela bajo cuidado de terceros, porque sus padres migraron.
«La población que se quedó en su país y que estaba siendo apoyada económicamente por los venezolanos en Estados Unidos se encuentra desesperada por la poca estabilidad económica y posibilidades para comprar alimentos y poder adquirir medicinas. Sobre todo, los adultos mayores sienten que están a la deriva. También las familias tienen mucho miedo por lo que les pueda pasar, o los migrantes criollos si son capturados o enviados a algún centro de detención», refirió.
El presidente, Donald Trump, ha dicho que Venezuela va a recibir a los deportados, tras un encuentro que tuvo Richard Grenell, enviado especial de EE. UU., el 31 de enero, con el mandatario Nicolás Maduro en Miraflores.
El Departamento de Seguridad Nacional considera que la situación de Venezuela ha mejorado lo suficiente como para justificar el fin de las protecciones. Bajo ese argumento, el 20 de enero la plataforma CBP One, que permitía a los migrantes que aguardaban en México reservar una cita para presentarse ante un funcionario de inmigración, cesó. También eliminaron el parole humanitario, con el que ingresaron a EE. UU. 530.000 cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos. Revocó la extensión de TPS hasta 2026 para los criollos que había firmado Joe Biden antes de dejar la Casa Blanca, y suspendió el TPS a 350 mil connacionales que ahora están en un callejón sin salida.
«Quienes han vivido mucho tiempo fuera de su país, su identidad cambia. Algunos sienten que ser deportados es fracasar. Está en riesgo su bienestar emocional. Algunas consecuencias son la depresión, ansiedad y su propia sostenibilidad económica», comunicó María Auxiliadora Campos Medina, doctora en psicología del Atlantic International University.