Reseña de la Añoranza/ Iván Brito López

    Miguel Antonio Guerra Ravelo

Uno de los emblemas más significativos desde el punto de vista artístico cultural de nuestro país, lo es indudablemente la orquesta típica más antigua aún vigente en Venezuela, como lo es la Orquesta Mavare fundada el 31 de diciembre de 1897. Este blasón enorgullecedor de nuestra histórica tradición musical, tuvo un responsable, un iniciador, una figura que pese a su juventud, asumió con gallardía el reto de instituir una nueva organización musical, que rivalizara con las ya existentes dentro del deprimido ambiente socioeconómico de aquella época, sacudida por las guerras civiles que ensombrecieron a la nación y que culminarán con la causa “Restauradora” de Cipriano Castro en 1899. Esa figura, no fue otra que el joven Miguel Antonio Guerra Ravelo, oriundo de Guama, hijo del Dr. Miguel Guerra Campo Elías y doña Jacinta Cecilia Ravelo de Guerra, quien viera la luz primera el martes 22 de enero de 1878.

Como todo lo que significó el signo de progreso en la Venezuela de aquella época, el éxodo a una ciudad más grande, presagiaba un mejor porvenir y en ese sentido, el clan familiar se enrumba hacia Barquisimeto, donde sienta residencia. El jovencito Miguel Antonio ya traía su menudo mundo de sentires melódicos impregnados en su ser, siendo el primero en encausar sus inquietudes musicales Ramón Pérez, gracias a la aquiescencia que le brindó su padre en cuanto al respaldo y estímulo a desarrollarse como músico.

El ambiente entonces, era el de una ciudad pequeña, bucólica y gentil, de calles empedradas y lindo atardecer, de solariegas casas de amplios corredores donde el tímido ladrillo dejaba sensaciones de frescura que invitaban a la quietud y la conservación. Tiempos de elevada moral, alta inteligencia y en fin ese cúmulo de virtudes del hogar y el ciudadano, con el respeto para con sus semejantes y el ejercicio de la caridad con sincero desinterés.

Dentro de aquella atmósfera, Miguel Antonio Guerra Ravelo, se enrolará como alumno de José Eligio Torrealba, ese gran preceptor musical de fama que trascendió el perímetro local, al punto que de Maracaibo vino especialmente a estudiar con Torrealba Arístides González y, de Caracas, Paz Abreu como nos lo refiere Rafael Domingo Silva Uzcátegui (1941) en su Enciclopedia Larense. Y es que Guerra, según José Manuel Castillo (1994), estudió las primeras letras de manos del Presbítero Dr. Juan Pablo Wohnsiedler en el afamado Colegio San Agustín, donde impartía música José Eligio Torrealba, con quien también estudiará otro grande de la música como lo fue Francisco de Paula “Franco” Medina, que cuatro años mayor que Guerra, lo aventaja con creces en materia musical, haciéndose merecedor de una beca que le otorga el General Aquilino Juares, para que fuese a estudiar a Europa. Por razones que se desconocen Medina no aceptó tamaña distinción y dado su adelanto comenzaba a mostrarse como compositor, dedicándose en esos días a impartir clases privadas de música.

De acuerdo a Pablo Pereira (1992), “Franco” Medina entre los alumnos que atendió en sus clases privadas, se contó al jovencito Miguel Antonio Guerra Ravelo, lo que nos hace pensar que ahí se estrecharon los lazos de amistad entre estos dos colosos del arte pentagramístico, como quedó patentizado al regreso de Medina de Europa en 1933.

Tal como refiere José Manuel Castillo (1994): “…bajo la guía de esos destacados maestros, Guerra levantó pronto vuelo en la inspiración y en el quehacer musical. De allí que apenas frisando los 19 años de edad, se propuso fundar una orquesta y lo logra, haciendo su primera presentación pública, la noche del 31 de diciembre de 1897, en medio de la alegría desbordante de las festividades de año nuevo…”

Nos ha señalado Carlos Enrique Guerra Brandt, nieto de Miguel Antonio Guerra Ravelo, que el 31de diciembre de 1897 desde las nueve de la noche la agrupación fundada por su abuelo comenzó el baile para el cual había sido contratada esa noche por el organizador, el Dr. Martín Alvizu Seekatz, médico Barquisimetano. Nuestro apreciado amigo, nos indica que el lugar donde tuvo afecto la memorable velada, fue la casa de habitación del Sr. Aurelio Manzano, que estaba en entonces Calle de Márquez esquina con la calle Lara, es decir, en la actual carrera 21 con la calle 24.

Es de hacer notar, la minuciosa preparación que hubo de emprenderse para tan relevante sarao, dado que no había luz eléctrica y el alumbrado era de velas de cera y lámparas de kerosene que se venían usando desde 1853. Seguramente que el aprovisionamiento para la iluminación fue tremendo, porque el baile fue hasta el amanecer y según nos comenta el nieto del maestro Guerra, Eliseo Soteldo en uno de sus escritos deja testimonio de ello, además de invitarlos a desayunar al día siguiente a su casa, nos referimos lógicamente a Miguel Antonio Guerra y sus músicos, como gesto de reconocimiento a la magnífica actuación que tuvieron esa inolvidable noche de año nuevo.

Al contrario de lo que señalan los profesores Romel Escalona y Héctor Gutiérrez (2009) quienes aseveran que la nueva agrupación fundada por Miguel Antonio Guerra Ravelo, le fue dado el nombre de “Mavare” de la siguiente manera: “…Fue ocho meses después, en agosto de 1898, que el Maestro Miguel Antonio Guerra le puso a su grupo, el nombre de Banda Mavare, como un homenaje al músico falconiano, Ramón Mavare, fallecido en esos días…” nos hemos encontrado con la afirmación del nieto del fundador, el acucioso amigo Carlos Enrique Guerra Brandt, quien nos indica que fue realmente en el año de 1907 cuando su abuelo Miguel Antonio Guerra Ravelo le puso el nombre de Mavare a la agrupación. Al efecto hemos encontrado dos publicaciones del pequeño órgano informativo impreso “El Monitor” cuya colección empastada nos obsequiara otro nieto del fundador de la Mavare, el Dr. Jorge Ramos Guerra, una del 22 de febrero de 1900 y la otra del 24 de febrero de 1900, ambas notas de prensa muestran invitación a retreta, la primera indica los cuatro números musicales a interpretar y la segunda cinco, en las dos aparece sólo el nombre del Director Miguel A. Guerra, no aparece nombre de la agrupación al contrario de otra invitación a retreta que indica que es a cargo de la Banda del Estado. Esto podría ser un indicativo que para el año de 1900 aun no tenía nombre la agrupación fundada por Miguel Antonio Guerra Ravelo.

No obstante, con la Banda Mavare, en 1906 Miguel Antonio Guerra Ravelo, estrena en el Templo de San Francisco, entonces Catedral de Barquisimeto, el Himno de la Divina Pastora, mismo año en que la agrupación por intermedio de la Sociedad de la Divina Pastora fundada en 1887, recibe Licencia Eclesiástica como Cuerpo Filarmónico de la Sociedad de la Divina Pastora” para acompañar los actos litúrgicos en honor a la venerada imagen.

Con la Banda Mavare, en 1908 Miguel Antonio Guerra Ravelo, es uno de los grupos que ameniza el baile que se ofreció al Presidente de la República General Cipriano Castro, en la vieja Casa de Gobierno de la esquina noroeste de la hoy carrera 19 con la calle 23 y que fuera adquirida por el General Jacinto Fabricio Lara en 1881 para que prestase dicha función pública. Allí la Mavare alternará con la Orquesta Presidencial, fundada y dirigida el reputado Sebastián Diaz Peña, la cual venía con la inmensa comitiva que acompañaba al primer mandatario nacional. De la misma forma Miguel Antonio Guerra Ravelo y sus músicos, armonizan la atmósfera del picnic que se le brindó al Castro en el Bosque Macuto, donde actuaron otros artistas populares locales e inclusive adolescentes que tenían dotes musicales, para beneplácito del Presidente. De aquel suntuoso baile de gala, patrocinado por la Cámara de Comercio del Estado Lara a solicitud del ciudadano Gobernador General Carlos Liscano, como consta en el Libro de Acta de dicha institución, nos deja Rafael Domingo Silva Uzcátegui (1941) en su Enciclopedia Larense, que Sebastián Díaz Peña tuvo elogiosos comentarios para con la actuación de la Banda Mavare y su director Miguel Antonio Guerra Ravelo.

La estela de composiciones de Miguel Antonio Guerra fueron realmente un elevado reflejo de la cultura que imperaba por aquel tiempo, lo que Rafael Domingo Silva Uzcátegui (1941) llamó: “…La Edad de Oro de la Cultura Musical de Nuestra Región”.(…) comprendida en los años mil ochocientos sesenta y pico, hasta las postrimerías del siglo XIX…” como se lo atestiguaría al propio Silva Uzcátegui el mismo Franco Medina: “…yo soy un producto de la cultura musical del Barquisimeto de entonces…”

Valses, polkas, bambucos, danzas y otros géneros fueron plasmados por Miguel Antonio Guerra Ravelo en un sinfín de pentagramas de incuestionable valor compositivo, que aun hoy día siguen haciendo vibrar al público en las interpretaciones de la Orquesta Mavare, gracias al buen tino de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado de haberse convertido desde el 2002 en causahabiente de este “Patrimonio Cultural Vivo” tanto del Municipio Iribarren como del estado Lara.

En el año 1915, la ciudad vibrará con la memorable velada preparada por el General Diógenes Torrellas Urquiola, con el fin de retribuirle a la sociedad barquisimetana las demostraciones de afecto y simpatías de que había sido objeto mientras había estado frente a las riendas de la entidad larense. Ello en aquella ciudad pequeña y bucólica, como era de esperarse, no pasó desapercibido, dada las dimensiones que la misma tuvo. Para tan relevante festividad fue escogida la casa del General Santiago Briceño Ayesteran, que estaba ubicada frente al templo Inmaculada Concepción, a donde concurrió rigurosamente de etiqueta lo más granado del conglomerado de aquel entonces. Esa noche la Orquesta Mavare se presentó con la actuación especial de músicos que atendieron la convocatoria de la talla de Antonio Carrillo, Hermelindo Oberto, Félix Sánchez Durán, Eneas Urrutia, Lucio Delgado, Otilio Ramos y otros, de acuerdo a don Ramón Querales (1996), quien en una de sus publicaciones periódicas como Cronista Oficial del Municipio Iribarren, reproduce los artículos sobre la Mavare de la autoría de Walterio Pérez que aparecieron en el Diario El Impulso en 1947 con motivo del cincuentenario de la agrupación.

Para esa fenomenal noche, como no estaba para entonces aun el servicio de alumbrado, ya que se estaban efectuando los primeros trabajos para instalarlo, la morada del General Santiago Briceño Ayesteran donde se efectuó el baile, estuvo provista de un motor que proporcionaba energía eléctrica para el encendido de 250 luces, instalado por el entonces recordado Carlos Virs, quien acababa de llegar a Barquisimeto, destacándose como experto electricista. Ello magnificó lógicamente la dimensión de aquella celebración, que concentró la atención de los pobladores de esos días. Allí por invitación del General Torrelles Urquiola se hizo presente el renombrado pianista español, el maestro don Luis Rueda, director de la Compañía Matilde Rueda, que se encontraba en Barquisimeto presentando en el Teatro Juares el estreno de la Zarzuela Alma Llanera de Rafael Bolívar Coronado con música de Pedro Elías Gutiérrez, la cual se había presentado en su función inaugural el año anterior en Caracas.

La afamada Compañía Matilde Rueda, finalizaba así en Barquisimeto su presentación artística en el Teatro Juares, luego de haber actuado exitosamente en el Teatro Municipal de Valencia y luego en el Municipal de Puerto Cabello con la criolla zarzuela. De tal manera que esa noche Miguel Antonio Guerra le entrega la batuta de la Orquesta Mavare a Napoleón Lucena y en medio de la emoción del momento, don Luis Rueda, quien según Walterio Pérez (1947), le exigió a Guerra le concediera la dirección de la orquesta esa noche, a lo cual accedió Miguel Antonio de común acuerdo con el General Torrellas, pues Rueda de la misma forma quería así rendir homenaje al citado magistrado. De igual forma, Walterio Pérez, señala que fue esa misma noche que la agrupación pasó de Banda a Orquesta.

Por otra parte, el mismo autor en sus artículos publicados por El Impulso en 1947, acota que: “…esa noche también, fue estrenado y ejecutado como la introducción un vals de autor desconocido, titulado “Entre Flores”, que la generalidad aseguraba era del Reverendo Hermano Luis, del Instituto La Salle…”

Este acto a nuestro juicio fue muy importante, ya que nos ilustra sobre muchos detalles de la ciudad y su gente, de su forma de ser y comportarse por una parte y por la otra, nos señala varios acontecimientos igualmente relevantes, como el estreno de la Zarzuela Alma Llanera en Barquisimeto y la Compañía que lo realizó, el cambio de modalidad de Banda Mavare a Orquesta Mavare y la transferencia de la dirección de la misma, de manos de Miguel Antonio Guerra Ravelo para continuase en manos de Napoleón Lucena. La impactante decisión de Miguel Guerra, obedeció básicamente al fallecimiento de su padre el Dr. Miguel Guerra Campo Elías, quien había sido su gran estímulo para su desarrollo en el mundo artístico, aupándolo fervientemente a continuar en esa senda, patrocinándole los estudios privados con Franco Medina en fin, había sido un apoyo extraordinario en su vida. El dolor en los efectos, el luto por tan irreparable pérdida y su propia naturaleza humana, harán de este evento en la existencia de Miguel Antonio Guerra Ravelo un antes y un después. De allí en adelante decide no volver a tocar más su instrumento y no dirigir más la Mavare por él fundada. Por ello, la decisión de entregarle la batuta a Napoleón Lucena en aquel baile de postín, fue como un gesto que honraba tanto al director saliente, como al entrante.

Desde 1915 entonces Miguel Antonio Guerra Ravelo, se dedica al comercio asociándose con un alemán de apellido Klein, fundando la firma Klein & Guerra identificada en la calle del Comercio No. 29 Oeste, estando exactamente en la esquina suroeste de la hoy Avenida 20 con la Calle 26. El establecimiento funcionará hasta el momento en que Klein retorna nuevamente a su Alemania natal y una vez finiquitados lo tramites de la liquidación del negocio, Miguel Antonio Guerra Ravelo adquiere un inmueble en la mediación de la acera norte de la hoy Avenida 20 entre las calles 27 y 28, donde se alzará la firma “M. A. Guerra” Ferretería y Quincalla identificada Calle del Comercio No. 215.

Desde este establecimiento, su figura austera, parca y de enorme seriedad se erigirá como uno de los más confiables y solventes comerciantes de la región, pues vendía tanto al mayor como al detal, con licencia de prestigiosas casas Alemanas e Inglesas para la importación de una diversa variedad de artículos de peltre; vasos, platos cubiertos, ollas, tinas, recipientes de todo tipo de este material, como lo gabinetes metálicos para las cocinas, lavaplatos tanto de losa como de hierro recubiertos de peltre. Por no decir nada de las vajillas de porcelana Jhonson Bross, lámparas de vidrio de kerosene y las linternas de kerosene, bombas de agua manuales y todo lo imaginable en artículos de ferrería como también de caza y pesca.

El 31 de diciembre de 1922, se efectúa el 25 aniversario de la Orquesta Mavare, que tiene por escenario el Teatro Juares de Barquisimeto, donde tiene lugar una nutrida programación con la participación de jóvenes y noveles figuras como la niña Elisa Soteldo y la recitación de la señorita Lola Vásquez Petit, a la postre Lola Vásquez de Suárez, quien en el proscenio del teatro declamó los versos del periodista y poeta Juan Guillermo Mendoza titulado “Charla Musical” y cuyo fragmento extraemos para esta entrega de Reseña de la Añoranza:

“…Guerrita, usted ha hecho

un sembrado de música en su huerto:

¿El fruto? Ahí está sobre su pecho!

Dígalo usted, ¿qué no es cierto?

Abrir camino al Arte

es hacer, por la patria lo mejor:

de entusiasmo dio usted la mayor parte

y de su juventud ¿qué no le dio?

Me cuenta mi papá  – que ya es viejito –

de aquellas noches que pasaba, gratas,

oyendo a la Mavare  – el pobrecito –

no perdía, ni por pizca, serenatas!

Han pasado los tiempos y han venido los días

y corridas las horas

y siempre la “Mavare” ha tenido alegrías

y auras triunfadoras…”

Miguel Antonio Guerra Ravelo, siempre disfrutó del aprecio, estima y consideración de todo aquel conglomerado que amaba la música, que amaba el arte y admiraba la verticalidad de aquel caballero de impecable proceder. En 1922 recibió el homenaje con que le distinguieron los organizadores de los Bodas de Plata de la Orquesta Mavare, siendo los versos de Juan Guillermo Mendoza apenas un atisbo de ese reconocimiento. Paralelamente, Guerra no dejará de escribir, es decir, de componer melodías y así hemos encontrado en el archivo de nuestro abuelo el maestro Rafael Miguel López Valera, un pentagrama con un vals puño y letra de Miguel Antonio Guerra Ravelo, como un aguinaldo que le obsequia a López Valera en diciembre de 1947, año que se celebran las Boda de Oro de la Orquesta Mavare.

La festividad de los 50 años de la Orquesta Mavare, significó un regocijo de entusiasmo colectivo en el Barquisimeto de aquel tiempo, con un recital memorable da la orquesta en el Teatro Cine Libertador, que luego fue el Cine Rialto, en la mediación de la acera oeste de la hoy calle 29 entre la Av. 20 y la carrera 21, como lo atestiguan fotografías captadas por el lente de Elio Otaiza, donde se encuentra entre los presentes en primera fila Miguel Antonio Guerra Ravelo. En aquella oportunidad se le brindó un merecido homenaje al fundador de la Mavare, con una sesión especial del Ayuntamiento iribarrense, donde le fue conferida una medalla de oro y al efecto, Miguel Antonio Guerra invitó a una recepción en su casa, cuyo texto dice: “…Miguel A. Guerra, tiene el gusto de invitarle a su casa de habitación, Carrera 17 No. 96 (antes Calle ilustre Americano) el 31 del corriente mes, a las 5 p.m. con motivo de las Bodas de Oro de la Orquesta “Mavare” que fundó…”

Cobrará vida nuevamente con los músicos de la Mavare y el propio Miguel Antonio que hizo sonar su clarinete nuevamente, el quiosco célebre del jardín lateral de la casa de los Guerra Falcón como en otrora cuando allí ensayaban bajo la batuta de su fundador y fue entonces la música y la champaña el deleite de aquella velada evocadora de otros tiempos que ha quedado grabada con letras indelebles en la historia musical de la ciudad, como grabado esta el nombre imperecedero de Miguel Antonio Guerra Ravelo, cuya lámpara vital se apagó el 30 de marzo de 1951, dejando para la posteridad una organización musical que se alza como la orquesta típica más antigua aun vigente en Venezuela, como lo es en nuestros días, la Orquesta Mavare, bajo la idónea tutela de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado.

Barquisimeto, domingo 6 de abril de 2025.

Fuentes Consultadas:

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