El maestro Felipe Izcaray Yepez nació en Carora del matrimonio de Eduardo Izcaray Muñoz, ciudadano español, y de María Cristina Yepez de Izcaray, es el tercero de seis hijos. Estudió primaria y secundaria en su ciudad natal y cuando cursaba tercer año de sociología en la UCV se muda a Wisconsin a estudiar una licenciatura en música coral, acompañado de su esposa Norma Pinto. Al obtener su licenciatura regresa a Venezuela donde destaca como director de varios coros y orfeones. Por su desenvoltura como director varios destacados compositores y ejecutantes de música clásica le indican que complete su formación como director de orquesta y por ello regresa a Wisconsin para cursar una maestría en dirección orquestal.
Lograda esa meta y de nuevo en Venezuela es designado Director Asociado de la Orquesta Sinfónica Venezuela, al mismo tiempo que comienza a viajar como director invitado a varios países de Europa y Asia, donde obtiene excelentes comentarios de la crítica especializada y de músicos de alta influencia a nivel internacional.
Motivado por las enseñanzas de su padre Don Eduardo y de Juan Martínez Herrera, quienes sentían la música como un arte y también como un proceso educativo para formar ciudadanos de alto nivel intelectual y moral, decide aceptar una oferta de la Gobernación del Estado Mérida para crear una orquesta, lo cual hace con excelencia, al mismo tiempo que su esposa Norma, con maestría en gerencia cultural es nombrada Directora de Turismo teniendo un gran éxito porque moderniza esta área, colocándola como una referencia internacional de buen servicio.
UN CAROREÑO EN ARGENTINA
Un día Felipe Izcaray vio que en Salta necesitaban un director para crear una orquesta sinfónica, metió su currículo, viajó a la entrevista y de una vez lo contrataron. En apenas cuatro años de creada, la orquesta fue clasificada como la mejor de Argentina. Se presentó en Buenos Aires para tocar la novena sinfonía de Beethoven y asistieron 70 mil personas, a quienes no las pudo disgregar un soberano palo de agua, algo que quedó para la historia.
En Argentina el maestro Izcaray rescató partituras de viejos músicos y las puso a valer con arreglos que encendieron el patriotismo gaucho, instalándose de esta manera en el alma profunda de esta nación. También acompañó con su orquesta a grandes intérpretes de la música clásica y popular, haciendo que su trabajo fuera un amplio espacio donde convivan talentos múltiples que tenían como principio componer y ejecutar buena música-
MARGARITA Y NUEVAMENTE CARORA
La patria nuevamente lo llama y en esta oportunidad asienta su sabiduría en el Estado Nueva Esparta, dirigiendo el núcleo de la orquesta juvenil Simón Bolívar de Porlamar. Allí dura varios años hasta que Cecil Álvarez lo convence de regresar a Carora y continuar juntos la obra de Juan Martínez Herrera. En Carora ha logrado que la orquesta alcance un nivel tan alto que solamente es comparable al sonido de orquestas de grandes capitales europeas, según testimonio experto de Yuyita de Chiosone, insigne pianista venezolana que ha tocado en exigentes escenarios de Europa y América.
Ahora el maestro Felipe Izcaray está montando la Cantata Criolla de Antonio Estévez, concierto que conoce de memoria porque le tocó montarlo bajo estricta supervisión de su autor.
Para Cecil Álvarez y Antonio José Herrera, promotores del proyecto Carora. Una Historia de trabajo y fe, el milagro musical de esta ciudad se debe a un esfuerzo conjunto en el cual participaron activa y protagónicamente todos los sectores caroreños y esta hazaña hay que explicarla con base a las verdades que el proyecto citado ha venido trabajando. Jorge Euclides Ramírez.
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