La carrera 19 y avenida 20 de Barquisimeto, estuvieron con actividad parcial, debido a que pocos establecimientos estuvieron abiertos este lunes de carnaval. Mientras la movilidad estuvo marcada por escasas unidades que a partir de las 10:00 am, progresivamente se iban sumando, el sindicato automotor confirmó más de 50% en baja afluencia de usuarios.
En un recorrido por la ciudad el equipo de La Prensa apreció calles desoladas, variedad en establecimientos que no abrieron sus santamarías y los transeúntes sólo salieron de sus casas, por la obligación de asistir a trabajar, por cumplir con citas médicas y aquellos necesitando comprar algún producto o realizar diligencia, teniendo la disposición de tiempo.

Más de 50% de baja afluencia en pasajeros, fue lo percibido por Giovanni Peroza, presidente del Sindicato Automotor de Lara, recalcando que se trataba de un fin de semana largo de carnaval y que algunos transportistas aprovecharon las primeras horas, para hacer la cola y poder surtir combustible, reiterando que solamente con la instalación a gas son 3.600 unidades, además del resto a gasolina. “Fue una jornada floja de pocos pasajeros y la mayoría opta por equipar con gas”, indicó.

Tal circunstancia fue la que generó retraso a la señora Gladys Serrano, quien salió desde temprano de El Manzano hacia El Cují, siendo casi las 11:00 am cuando apenas estaba en la parada cercana a El Cují y decía que estaba a mitad de camino, porque le faltaba ese trayecto hacia el norte de la ciudad. Ella estaba junto a Yoleida Mendoza, con el mismo destino, pero quien si tomó la previsión de salir a partir de las 10:00 am, cuando ya se empezaba restablecer con más unidades disponibles en las calles durante este lunes de carnaval.
Aprovechan asueto de Carnaval
Otros que se vieron obligados a salir por citas médicas, fueron Rafael Ortiz acompañando a un pariente y Agueda Baldallo, quien traía tomada de la mano a su mamá, tuvieron que salir mucho antes de la hora, tomando la previsión de no perder la consulta.
Al caminar por el centro, eran aceras amplias para desplazarse con tranquilidad debido a pocos transeúntes. Algunos vendedores, no asumían el asueto y lo percibían como una semana regular con pocos clientes. “Pero el deber nos llama, debemos trabajar”, dijo José Gutiérrez, quien no pudo planificar paseo en familia y sólo esperaba vender varias prendas de vestir.

El joven músico Arturo Leal, caminaba junto a dos primos, en busca de ropa y no tenía seguridad de mañana poder disfrutar de un día diferente junto a sus amigos.